Publicado en el sitio del Opus Dei
Andrea Ermini, de 28 años, trabaja en Florencia (Italia). Hace un año leyó ‘El Código Da Vinci’ y le sorprendió el retrato que en la novela se hace del Opus Dei. Investigó y… hoy pertenece a esta institución católica. “Gracias a Dan Brown he descubierto la belleza de la fe”, dice.
«La expresión “santificar el trabajo y la vida ordinaria” me atrajo, me golpeó el alma».
Andrea Ermini trabaja en el departamento de Recursos Humanos de una empresa florentina.
Tras leer ‘El Código da Vinci’ quedó extrañado ante el duro retrato que se hace del Opus Dei, una institución que forma parte de la Iglesia. “Aquello me pareció sospechoso y decidí investigar”, explica.
¿Cómo descubriste el Opus Dei?
Andrea: Ocurrió hace ya año y medio. Tras leer ‘El Código Da Vinci’, me extrañó que algunas críticas dijeran que el Opus Dei era “una extraña organización católica”, en la que se utilizaba el ‘lavado de cerebro’ para reclutar miembros, y que les gustaba el secretismo y las prácticas masoquistas. Todo aquello me pareció sospechoso y decidí investigar por mi cuenta. Me parecía absurdo que la Iglesia católica pudiese aceptar en su organización una institución de ese tipo.
Comencé a buscar de la manera más simple: en Internet, a través de Google. Enseguida encontré el website de la Obra. Después, ya con curiosidad, compré el libro de san Josemaría con reflexiones espirituales llamado ‘Camino’ y lo leí de un tirón.
¿Cómo era tu vida cristiana en aquella época?
«El cambio más radical ocurrió cuando descubrí que tenía que cuidar mi “vida espiritual”, y que aquello podía hacerlo sabiéndome acompañado por Dios en todos los momentos del día».
Andrea: Iba a Misa dos veces al año: en Navidad y en Pascua. Aunque no practicaba mucho, tenía verdadero aprecio por el Papa y por la Iglesia católica en general.
¿Y entonces qué ocurrió?
Andrea: La curiosidad inicial se transformó en un camino de conversión mucho más profundo. Por aquel entonces veía la fe como algo anticuado, que no podía adaptarse a mi vida, algo que se ajustaba más bien a las señoras mayores que podían rezar continuamente el rosario.
En cambio, la expresión “santificar el trabajo y la vida ordinaria” me atrajo, me golpeó el alma. Además, el estilo directo de ‘Camino’, donde parece que San Josemaría te habla directamente, me ayudó a reflexionar.
A través de Internet, supe que el Opus Dei promovía iniciativas como el ELIS en Roma o el IESE en Barcelona. La idea de que se pudiese unir el espíritu cristiano con la enseñanza en una escuela de gestión o con el trabajo manual más sencillo me interesó muchísimo.
Por fin, me decidí a enviar un mail a la web del Opus Dei para solicitar un contacto directo. Me dieron la dirección de un centro –L’Accademia dei Ponti (Florencia)- donde inicié a dirigirme espiritualmente con un sacerdote y donde conocí a otras personas del Opus Dei.
¿Cuáles han sido el resto de etapas de este recorrido?
Andrea: Comencé a rezar con más frecuencia y a asistir a diversos encuentros de formación cristiana organizados por el Opus Dei: una vez al mes retiros espirituales y cada semana una charla sobre algún tema de fe o sobre alguna virtud. El 1 de noviembre de 2005 fui nombrado ‘Cooperador del Opus Dei’ y el 13 de mayo pasé a formar parte de la Obra.
El cambio más radical ocurrió cuando descubrí que tenía que cuidar mi “vida espiritual”, y que aquello podía hacerlo sabiéndome acompañado por Dios en todos los momentos del día. Desde hace tiempo, acudo a diario a Misa y rezo el rosario, y esto me ayuda a “mantener el norte” y la alegría durante mis jornadas de trabajo.
Después de todo esto ¿qué opina de ‘El Código Da Vinci’?
Andrea: Si no fuera por Dan Brown, no habría redescubierto la belleza de la fe y mi vocación. Quizá el Señor se habría servido de otros caminos, sin duda, pero para mi aquello comenzó con un enigma: una descripción siniestra y oscura de la Iglesia católica. Indudablemente, tengo una gran deuda con Dan Brown. Y quizá no sea el único…