Las encuestas sobre disposición de las empresas para contratar personal revelan que el campo tiene la mayor dinámica, en un momento en que el promedio las compañías prefiere la cautela. El agro se entusiasma de la mano de productores de perfil técnico.

Por Paula Krizanovic

 

Mientras desde el gobierno nacional afirman que el empleo viene en franca recuperación desde el segundo semestre del año pasado, al hilar fino los números muestran un panorama menos alentador.

De los casi 81.000 nuevos puestos de trabajo que se crearon en 2017, de acuerdo al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), casi la mitad (40.076) corresponden a inscriptos en el monotributo, 27.974 son altas en el monotributo social y otros 12.580 son autónomos.

El gran ausente, como se denota en el informe oficial, fue el empleo privado, donde la cifra cayó de 6.237.176 puestos en blanco en enero de 2016 a 6.211.853 a el primer mes de este año, lo que implicó más de 25.000 puestos menos.

Esta cuenta se vio principalmente alivianada por un incremento logrado hacia el final del año y principio del corriente. Es por eso que los más optimistas esperan que este año se modifique la tendencia e inicie una escalada positiva.

«La mejora tuvo lugar en diversas ramas de la esfera privada, principalmente en los sectores de Hoteles y Restaurantes, Actividades Inmobiliarias y empresariales, Agricultura, Ganadería y Silvicultura, y Comercio y Reparaciones», destacaron desde la cartera que conduce Jorge Triaca.

Mientras que la demanda estacional natural de la hotelería para cada verano puede ser parte de ese repunte señalado en el informe oficial, el agro es apuntado como un generador de empleo dentro de un sector privado de por si deprimido el año pasado.

No fue casualidad. Se trató de un sector beneficiado con la eliminación de las retenciones a la exportación de muchos de sus cultivos, y la rebaja significativa de los derechos para la soja. Sin embargo, ese mismo producto «estrella» de la Argentina vio mermar sus precios internacionales, lo cual favoreció que los productores se inclinaran nuevamente, en algunos casos, por el trigo.

«Las medidas tomadas por el gobierno repercutieron rápidamente en el agro. Las búsquedas crecieron«, dijo al evaluar el impacto en el mercado laboral Juan Manuel Cueto, Director Asociado de WallChase.

Aunque advirtió que «hay que mirar también que quienes están solicitando personal son aquellas empresas de servicios vinculadas al agro: las semilleras, las automotrices (el vehículo 0 km más vendido del 2016 fue la pick up Toyota Hilux, cuyo precio es de $600.000), venta de maquinaria en general, etc.».

Puntualmente, para Cueto los factores que movieron la demanda de mano de obra del agro fueron la devaluación y baja de impuestos.

«Esas medidas le devolvieron al sector rentabilidad. A su vez, la banca pública y privada volvieron a ofrecer el crédito para la producción y en poco tiempo las empresas afines al agro tomaron gente, compraron maquinaria y habrá una cosecha récord medida en cantidad de kilos de soja, sumado al hecho de que hayan vuelto a exportar trigo«, resumió.

«Hasta mediados de 2016 el sector seguía la tendencia irregular y estable del resto del mercado del empleo profesional. Pero desde el tercer cuatrimestre de 2016 la tendencia es al crecimiento«, coincidió Matías Ghidini, gerente general de Ghidini Rodil.

«Seguramente este sector sea uno de los de mejor perspectiva para este año«, anticipó el consultor, pero detalló que la reactivación de esta área se traduce «lentamente» a la demanda laboral, «quizá con más protagonismo en el resto de las provincias y no en Buenos Aires».

Una visión similar señaló también la Universidad Austral, que evaluó la performance del empleo en la región centro del país, incorporando las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos.

Ana Inés Navarro, economista de la Facultad de Ciencias Empresariales de Austral, analizó los datos del último trimestre del año pasado: «Desde fines de 2016, la economía del interior viene mostrando cambios mensuales positivos tanto en producción como en consumo». Y agregó que «la agroindustria registra un importante dinamismo en la venta de insumos, equipos y maquinarias».

Para este año, varias de las actividades asociadas al campo sostienen una perspectiva optimista, por lo que esta alza de la demanda podría verse sostenida, según sentencia el reporte de Austral.

Tecnología y profesionalización

 Una mayor producción agropecuaria es un factor que repercute en actividades relacionadas y economías regionales.

Desde Wall Chase se animan a hablar de un «efecto derrame» que, de todas maneras, requirió ajustes y modernización: «Muchas Pymes que brindan servicios a empresas agropecuarias tuvieron que eficientizarse para ser competitivas, y mejoran sus equipos de compras, de logística y la parte productiva. Todo esto impactó en la demanda de mano de obra», aclaró Cueto.

Los factores que impactan en la demanda de personal para este sector son, de acuerdo a Fabricio Gaitano, Gerente Comercial de ManpowerGroup Argentina para la región Cuyo y Córdoba, los tiempos de la cosecha, los factores climáticos y la menor competitividad debido a los altos costos en dólares.

En ese marco, para este consultor del centro oeste del país, las empresas más activas en contrataciones son aquellas que tienen perfil exportador, mientras que los puestos con mayor requerimiento son cosechadores, personal para labores culturales en viña y tractoristas.

«Según nuestro Estudio de Escasez de Talento, hay una gran dificultad para cubrir puestos técnicos, ingenieros y oficios manuales calificados», aclaró, y puso como ejemplo una particularidad de la industria vitivinícola, donde «el perfil del cosechador de uva experimentado para vinificar y el personal calificado para realizar labores culturales en viña (poda, atada, desbrote) es cada vez más escaso, y por lo general son personas de más de 30 años de edad».

«Esto significa que no se está produciendo una transferencia de conocimiento a los jóvenes y el sector se ve obligado a incorporar cada vez más tecnología para mejorar el rendimiento de la mano de obra», dijo Gaitano.

En la misma línea se expresó Ghidini, quien consideró que empiezan a escasear perfiles técnicos -sobre todo ingenieros- dentro del sector que «fue pionero y ejemplo en términos de revolución tecnológica aplicada a la mejora de la productividad».

«Y al crecimiento de perfiles del ‘core’ del negocio, se suman los de áreas de soporte como especialistas en créditos y cuentas corrientes o sistemas», añadió.

Sucede que las actividades productivas en el campo y su gente ya no son lo que eran. Según un nuevo informe de Bain & Company respecto a la «Oportunidad de Crecimiento de la Agroindustria en Argentina» la mayoría de los productores son jóvenes y tienen buena formación.

El 45% cuenta con título universitario (85% entre productores grandes) y el 40% son menores de 45 años.

«El agronegocio está altamente profesionalizado. El 80% de los productores contratan asesores técnicos y hay un alto grado de terciarización en las cadenas agropecuarias, especialmente en productores grandes», dijo Federico Eisner, Socio Director de Bain & Company.

Por último, Ghidini sugirió como tendencia mirar de cerca una ola de M&A entre los grandes players del sector, como la compra de Monsanto a manos de Bayer, la fusión de Dow y Dupont y el control de compañías como Syngenta y Nidera por parte de grupos chinos.

«En términos de demanda laboral profesional, esto puede provocar un ‘impasse’; pues es lógico que las compañías se tomen un tiempo para el análisis de las estructurales organizaciones, para identificar que profesionales se poseen y detectar que perfiles hacen falta», dijo el gerente de la consultora.

«Por otro lado, son varias las economías regionales que han revivido con el cambio de gobierno, y esto genera una recuperación del negocio que el recurso humano lentamente empieza a acompañar«, cerró.

No todo lo que reluce es oro
Dentro de los negocios vinculados al campo, algunos prosperaron a mejor ritmo que otros. Lo demuestran, por ejemplo, las cifras vinculadas a venta de maquinaria agrícola.

Por caso, a principios de abril la filial local de la empresa John Deere le dijo a Reuters que espera mayores inversiones y plantaciones de trigo y maíz de parte de los productores argentinos. Y estimó que las ventas de equipamientos crecerían por primera vez en tres años, en parte gracias a las mejoras económicas en Brasil y Argentina.

También la Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA) confirmó que en el sector de maquinarias agrícola, vial e industrial también se dio un «importante crecimiento interanual» ya que los patentamientos de marzo fueron de 1.018 unidades contra las 602 de marzo de 2016, lo cual reflejó un crecimiento del 69 por ciento.

Por lo tanto, no es extraño que el de maquinaria para el agro se perfile con una mejora en la demanda de personal.

También la leve recuperación de la implantación del trigo traccionó el mercado laboral. El presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, remarcó por su parte que durante la campaña 2016/ 2017 se produjeron en la Argentina 18,39 millones de toneladas de trigo y se espera alcanzar 20 millones.

«Si alcanzamos ese objetivo y los demás eslabones de la cadena hacen lo propio significaría 183.000 nuevos puestos de trabajo e ingresos adicionales de u$s5.300 millones de dólares», explicó a través de un comunicado.

Claro que las perspectivas optimistas no fueron iguales para todas las actividades y hay algunas de ellas que ya evidencian una contracara de la política comercial y económica de Cambiemos.

Hubo sectores como la lechería y los tambos que se encuentran sumidos en una profunda crisis que lleva varias temporadas. La industria vitivinícola atravesó inclemencias de lluvias y granizo, y también una baja en la demanda del mercado doméstico por la inflación.

Los productores integrados de pollos se vieron afectados por la suba de las tarifas de gas y la electricidad, que se usa en la producción, según informó Confederaciones Rurales Argentinas.

Esto se tradujo sin dudas al mercado de empleo. Lo dejó en evidencia el informe de expectativas netas de contratación (ENE) que elabora trimestralmente ManpowerGroup.

Al inicio del año, el agro era el sector con las perspectivas más optimistas. Muy por encima de la media, la ENE del sector de agricultura y pesca era de 15 puntos para el primer trimestre. Sin embargo, en la posterior medición, esas expectativas se redujeron drásticamente en nueve puntos, y quedaron en +6 para el segundo trimestre de 2017.

«El mercado laboral para el sector agropecuario aún se muestra cauteloso. Si bien reporta una ENE de +6%, este valor representa una caída de 9 puntos porcentuales respecto al trimestre anterior, aunque, en la comparación interanual, mejora por 5 puntos porcentuales», destacó al respecto Gaitano.

Al ser consultado por los motivos que provocaron esa importante baja en las perspectivas de contratación de las empresas agropecuarias, respondió que «se puede atribuir a una situación particular en la industria vitivinícola, especialmente en la región de Cuyo, que muestra una notoria caída, con intenciones de contratación de -3%».

Esto representa un declive de 11 y 12 puntos porcentuales con respecto al trimestre y año anterior respectivamente, de acuerdo a los informes de ManpowerGroup Argentina.

Iprofesional / 24-04-2017