Andrea Serrano, profesora de Introducción a la Comercialización de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, sede Pilar, presentó el paper que realizó junto a Carlos Stella, en el marco de su tesis de doctorado en Administración de Empresas y Management realizado en la UCA.
El trabajo, titulado “Caso Farmacity: una experiencia diferente”, plantea en su introducción que actualmente las empresas tienen que ser uno de los principales lugares para la formación del carácter humano, transfiriendo valores y generando expectativas de progreso.
De acuerdo con el estudio, es necesario que las empresas se comprometan cada vez más con sus clientes –internos y externos–, interactuando de manera constante y creciente con los gobiernos y con la sociedad civil, con el objetivo de pasar del concepto de la “responsabilidad social” de la empresa, a un concepto más amplio de la «economía civil», que busca otorgar una dimensión humanista a la economía.
Para respaldar este análisis, Andrea y Carlos tomaron como caso el programa “Manos a la obra”, desarrollado por la empresa argentina Farmacity, en el que los empleados proponen proyectos para ayudar a la sociedad civil. Esta iniciativa se creó para fomentar la integración de los empleados de cada farmacia y, paralelamente, para colaborar con la sociedad.
El estudio investigó la reciprocidad que se observa en los vínculos que se establecen entre los distintos actores que participan en el proyecto. Asimismo, se estudió el impacto que éste genera en la empresa, las personas y la comunidad.
En cuanto a la empresa, ésta logra, a través del programa, mejorar su clima interno, favoreciendo la integración de sus equipos de trabajo y se involucra con la comunidad como un sujeto “activo”.
En cuanto a las personas, se observan características comunes entre los participantes del programa: los líderes tienen un vínculo con el proyecto escogido debido a experiencias anteriores o “deudas personales”; se percibe la importancia de los familiares como referentes “inspiradores”; y en general, todos comparten una fuerte base religiosa.
Por último, en lo relativo a la comunidad, la participación emocional de los empleados hace que las acciones de “solidaridad” se potencien. Esta iniciativa logra posicionarse como parte de un grupo humano, antes de ser vista como una empresa “ayudando”.
“En resumen, lo interesante de esta especie de sinergia de voluntades hacia los mismos fines sociales, es que está generando un cambio cultural interesante en la empresa. Comienzan a surgir relaciones de confianza y reciprocidad en el seno de la compañía”, afirman los autores.