Nadia Nazer estudió administración de empresas en la Universidad Austral, hoy es Directora General de una empresa de comunicación muy conocida en la ciudad de Rosario, pero también cumple un rol de liderazgo en el Banco de Alimentos Rosario, una organización civil que preside desde el 2017. Ella es el perfil de una graduada que supo poner al servicio de los más necesitados su talento de dirección y su entusiasmo por emprender e impulsar el cambio social.

Nadia Nazer egresó de la Facultad de Ciencias Empresariales, Sede Rosario, en el 2004. Después de cursar allí administración de empresas realizó dos pasantías en diferentes empresas, para luego decidir seguir con su pasión: la comunicación. Fue así como comenzó a trabajar en la empresa familiar, una agencia de publicidad fundada por sus padres hace 30 años. Hoy continúa desempeñándose allí como directora general.

Hace 6 años, además de su trabajo en la agencia comenzó a destinar gran parte de su tiempo a una organización social: el Banco de Alimentos Rosario (BAR). “Diría que fue casi una casualidad, Carmen Federik -también egresada de la misma Facultad- estaba en una reunión en la agencia con mi hermano, cuando sale de ahí me ve y me dice ´Hay una organización que necesita una mujer como vos ¿no te querés sumar? Mañana a las 8Am hay reunión´. Desde ese momento y casi sin pensarlo mucho, descubrí mi gran vocación por el trabajo social, noté mis ganas de dar y de trabajar por el otro que no tuvo mis mismas oportunidades, mi educación, mi entorno familiar y mis herramientas” describió Nadia. Desde casi los comienzos de esta tarea se desempeñó como miembro de la Comisión Directiva, y desde abril del 2017 preside la institución con muchísima dedicación y entusiasmo.

El Banco de Alimentos Rosario recolecta, clasifica y distribuye alimentos que son aptos para consumo, pero que no fueron comercializados por alguna razón. Son alimentos en buen estado, que no son tóxicos, ni están vencidos. Los mismos son clasificados por voluntarios y entregados a las 273 entidades con las que se trabaja actualmente en Rosario. BAR recuperó durante el 2018 más de 1.350.000 kilos de alimentos que fueron entregados a alrededor de 40.000 personas mensualmente. Es una Asociación civil que movilizada por el hambre y queriendo gestionar de manera correcta los alimentos, está dirigida por un grupo de jóvenes apasionados que siempre apuestan por más y ponen su foco en trabajar los vínculos con la comunidad y en generar oportunidades para los que menos tienen.

Al mes de comenzada mi gestión nos mudamos a un predio de 9.000m2, por lo que debíamos duplicar el recupero de alimentos para poder sostener la estructura. Lo hicimos. Implementamos un sistema de gestión para poder trabajar de manera profesional con los alimentos donados, garantizando así la trazabilidad de los mismos. Realizamos el GONDOLAZO, la colecta más grande de la ciudad, en donde más de 1100 voluntarios se movilizaron en 63 bocas de supermercados para que la ciudad entera pueda donar un alimento no perecedero para los que menos tienen. Y para mí, lo más importante, poder contagiar el compromiso de trabajar por el otro, de entender que el hambre 0 en Argentina es posible y que solo se necesita gestión”, enfatizó nuestra graduada, que se caracteriza por transmitir con fuerza y convicción su visión y sus proyectos, como quien no duda y tiene seguridad del impacto y la grandeza de lo que tiene entre manos.

Poner al servicio de la comunidad los talentos recibidos, la formación adquirida y las habilidades de gestión son sin dudas actitudes que transforman pero que también dejan huella en quienes con libertad y generosidad deciden encarnarlas. “Trabajando en esta institución aprendí a liderar equipos de voluntarios, que trabajan con muchísima pasión y necesitan también el estímulo de la valoración y el reconocimiento. Aprendí también que el corazón se agranda el doble cuando ves las sonrisas de gratitud de las personas para quienes trabajaste. Aprendí a ser voluntaria, que no es dar lo que te sobra, sino darte vos misma sabiendo hacerte el tiempo porque el otro te necesita”.

El BAR no sólo moviliza alimentos, sino la voluntad de muchas personas que tienen deseos de acompañar a quienes están más excluidos dentro del sistema. “En este tiempo de trabajo en el BAR encontré que hay muchísima gente con ganas de dar, solo necesitan un espacio y luego hay que motivarlas, ayudarlas y empujarlas a que encuentren ese tiempo para cuidar al otro”, resaltó Nadia, mientras con un sano orgullo valora la generosidad de tantos voluntarios que día a día se acercan al BAR.

No siempre es fácil hacer compatible una exigente vida laboral con un voluntariado, muchos menos si ese voluntariado demanda una fuerte de dedicación por la posición de liderazgo que necesita y por el volumen de actividad que saca adelante. Nadia logró que todo cuadre, porque la convicción de que vale la pena hacer el esfuerzo es muy grande. Ella nos decía: “A mi criterio hay 2 puntos importantes que permitieron que pueda asumir este rol con profesionalidad y dedicación. Uno es la administración eficiente del tiempo para equilibrar mi vida personal, el trabajo en la empresa familiar y la dirección de BAR. Y el punto más importante es el de los equipos. Para poder avanzar hay que tener buenos equipos, con equipos armados en el BAR y en la Empresa; y delegando en ellos proyectos y responsabilidades, es como se puede progresar dando grandes pasos”.

Para la Universidad Austral encontrar graduados con una fuerte impronta social es un motivo de satisfacción, porque formar profesionales que no consuman egoístamente sus propios logros es signo de haber llegado a la meta y de contar con frutos maduros que renuevan la ilusión para la nueva siembra.