El pasado sábado 4 de diciembre, los docentes, directivos y graduandos de la Licenciatura en Orientación Familiar y la Licenciatura en Ciencias para la Familia, junto a la Tecnicatura en Orientación Familiar, se congregaron en el Campus Universitario Austral de Pilar para celebrar el Acto de Graduación.
«Sra. vicerrectora de Alumnos y Extensión de la Universidad Austral, es para mí un privilegio y un gran orgullo presentar ante usted a los recientes egresados del Instituto de Ciencias para la Familia de nuestra Universidad» comenzó Lorena Bolzon, decana del ICF. «Pero no es cualquier presentación, sino una cargada de emotividad. Pues se trata de una nueva oportunidad de celebrar el volver a encontrarnos después de tanto tiempo, en el fulgor de la batalla por superar nada más y nada menos, que una pandemia«.
«Es cierto que ya todos estamos algo cansados de oír hablar del COVID, cantidad de infectados, barbijos, alcohol y restricciones de aislamiento, pero este mal a nivel mundial nos permitió revalorizar muchas otras cosas que parecíamos haber dejado en el olvido. Especialmente, la importancia del hogar y el valor de la familia. Una crisis vital que nos permitió valorar y pensar en la familia como el lugar donde cada uno de nosotros somos amados solo y por nuestra valoración personal no cuantitativa. Lugar de esperanza, de amor incondicional. Y como bien dice Rafael Alvira: quien tiene un verdadero hogar posee un seguro contra la desesperación y un refugio dispuesto al que siempre volver».
«En este grupo de profesionales hay personas de diferentes credos, nacionalidades, culturas e ideologías, pero fundamentalmente personas que se saben con un destino trascendente, personas dispuestas ayudar, a estudiar, a esforzarse por el otro, a darse enteramente. Graduados universitarios que ocuparán un espacio en su comunidad, en la sociedad, en la calle donde trascurre la vida. Graduados con una enorme calidad profesional, pero sobre todo líderes capaces de transmitir un valor fundamental: el único camino para la humanidad es la familia» concluyó la decana, antes de rogar a la vicerrectora de Alumnos, Susana Urrutia, que otorgara a los graduandos las certificaciones correspondientes.
La vicerrectora se dirigió a los graduandos, y les pidió «poner en acción, con generosidad y grandeza de alma, los talentos recibidos y las capacidades desarrolladas durante este tiempo de estudio, para convertirse en verdaderos protagonistas del camino hacia la paz, hacia un mundo más habitable, más humano«. «Quiero animarlos a enfrentar los retos de la vida profesional con determinación, valentía, y generosidad. Sean protagonistas del cambio, con la actitud del aprendiz que siempre quiere ir por más para servir mejor, y mantengan la ilusión desde la convicción de que la familia es, como dice el papa Francisco, “la fábrica de esperanza”«.
También agregó: «Desde la Universidad Austral estamos convencidos de que nuestros graduados pueden hacer la diferencia, por su sólida formación en virtudes con sentido profesional y social, porque se los ha formado para ser prudentes, fuertes, humanos, abiertos a las necesidades de todas las personas y dispuestos a construir una sociedad más justa».
La profesora Rosario Romero Victorica, graduada de ambas licenciaturas y coordinadora de la Maestría en Intervención en Poblaciones Vulnerables, instó a los graduandos a que no vayan «tras los elogios y los aplausos». «Vayan tras el debate y la confrontación de ideas, para que nuestro mensaje rompa las fronteras y nuestras acciones sean el cimiento de la sociedad que nos merecemos. Así como Bretch dice: “hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”». Luego cerró su coloquio llamándolos a defender sus convicciones y principios: «No se cansen de promover y revalorizar a la familia como ámbito de encuentro y amor incondicional«.
¡Felicitaciones a todos los nuevos licenciados y técnicos!