“El distanciamiento social es un acto de caridad y servicio hacia el prójimo y la sociedad”

Personas de la UA mencionadas: Padre Emiliano Hong

TRADUCCIÓN

Padre Emiliano Hong, residente en Argentina, cuenta sobre la sociedad y la Iglesia argentina con la pandemia.

“Como es bien sabido, a los argentinos les encanta la vida social. El fútbol, sí, pero también las manifestaciones de la fe. La vida cotidiana es muy diferente en la cuarentena, en todos los aspectos, pero también en las manifestaciones de la fe”. Así cuenta Emiliano Ji Young Hong, sacerdote católico, actualmente también profesor en la Universidad Austral, en Buenos Aires. El Padre Hong se mudó a Buenos Aires en 1986, luego entró en el Seminario, después de haberse recibido de Economista, en el camino del Opus Dei, muy interesado en la espiritualidad en medio del mundo. Durante los últimos años, ha sido capellán del centro de formación del Opus Dei de Seúl.

-¿Cómo es la situación de la pandemia en la Argentina?
“Los contagiados son como 2700, los fallecidos unos 120. El gobierno ha cerrado las fronteras internacionales y ha impuesto una cuarentena obligatoria con limitaciones de actividades y de circulación. En comparación con otros países vecinos, las medidas han sido bastante prontas y la pandemia no ha sido generalizada, gracias a Dios. Igualmente, como estamos del otro lado del planeta, aquí estamos entrando en invierno, con lo cual, hay preocupaciones sobre el avance de la enfermedad cuando haga más frío.

-Ha sido unas Pascuas muy especiales, ¿cómo se celebró allá?
“Desde hace dos meses, la Conferencia Episcopal ha suspendido toda actividad pública, como los sacramentos y estamos trabajando virtualmente. Sólo se puede acceder a los servicios religiosos, también en las situaciones muy necesarias”.

– ¿Y cómo está el ambiente de la universidad?
“Desde el año pasado estoy dando clases en dos facultades: en Comunicación y Psicología. Dos asignaturas: Introducción al cristianismo y Teología Moral. Este año estamos dando las clases online. Estoy viviendo en una residencia universitaria, conviviendo con los que se han quedado aquí. La Pascua la celebré con este grupo de gente que se quedó en casa en silencio.

– También el Papa Francisco celebró la misa de Pascua sin feligreses.
“Fue como un poco raro verlo en esas circunstancias. Habló en la homilía de Pascua sobre la esperanza de la Luz y de la gracia. Personalmente me quedé muy impresionado por sus palabras en una ceremonia de bendición que se celebró unas semanas atrás, donde el Papa imploraba a Dios por el pueblo, con mucha fe pero también con mucha pena”.

– Seguramente habrá impactado esa oración a la tierra del Papa.
Efectivamente hay mucho cariño e interés por el Papa argentino. Al principio de marzo se celebró en el santuario de Luján una misa masiva pidiendo por la protección de la vida y de la mujer y se rezó por las intenciones del Papa.

– Allí en Argentina vive el primer obispo inmigrante coreano, el Monseñor Moon.
Así es, es el Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Martín. Como ahora el Obispo Titular se encuentra muy enfermo y cae sobre él mucha responsabilidad y trabajo. El está personalmente muy bien.

– ¿Cómo están los coreanos en la Argentina?
Viven unos 25000 paisanos en la Argentina, la mayoría se dedica a la industria textil y al comercio. Al igual que otros argentinos, la situación de la pandemia les está afectando mucho. Este año cumplimos 50 años de establecimiento de la comunidad coreana católica en Buenos Aires. Estábamos preparando intensamente la celebración. Ya se ve que lo tendremos que hacer más discretamente. Nos estamos esforzando para que la generación de jóvenes coreanos, ya nacidos aquí, también crezcan en la fe y en el conocimiento de la cultura coreana

– ¿Vuelve a Corea en algún momento?
Estuve en enero también por cuestiones personales. Seguramente volveré, es mi país, pero no depende de mí. Por ahora estoy trabajando pastoralmente aquí. Dentro de unos años veremos.

– ¿Qué consejos daría a los que están sufriendo por las circunstancias actuales?
Estamos un poco preocupados por la falta de atención sacerdotal y de caridad fraterna por la falta de actividades externas, pero pienso que la vida cristiana se adapta a estas circunstancias. Estar encerrados ahora no es para no contagiarnos. No es un acto de egoísmo, sino todo lo contrario. El distanciamiento social es un acto de caridad y servicio hacia el prójimo y la sociedad.

– ¿Qué intenciones está teniendo en su oración privada?
Estoy meditando mucho sobre el valor de lo íntimo, lo interno, que es la fuerza que nos permite vivir sin estar volcados en lo material. Espero que esta experiencia nos sirva a todos a recuperar el valor de la vida interior.