Coronavirus: la salud pública y los mercados

Por: Por Luciano Damián Bolinaga*
Casi como una película sacada de los estudios cinematográficos de Hollywood hoy el mundo atraviesa la pandemia del coronavirus. Hablamos de casi 230 mil infectados y un número de muertes que asciende ya a más de 9 mil individuos. Y mientras los escribo estas cifras se vuelven viejas, obsoletas. La ferocidad del COVID-19 supera la ficción. Casi el 50% de los infectados están en China, país donde se origina la propagación del virus. Tras propagarse rápidamente por el Este Asiático el virus llegó a Europa, Italia hoy tiene el 15% de los infectados a nivel mundial y España poco más del 5%. Si a la lista de estos países sumamos Irán -los cuatro países más afectados a nivel mundial- ellos representan el 65% de los infectados a nivel mundial: más de 148.771 casos. Estados Unidos es el sexto país del mundo más afectado, con 9.464 casos. En América Latina, Brasil y Chile lideran la lista de países afectados con 529 y 238 casos respectivamente. La República Argentina -al presente- ha registrado 97 casos y el gobierno nacional ha dispuesto no solo el cierre de fronteras sino la suspensión de clases en todos sus niveles y el licenciamiento de la población en mayor riesgo. En las próximas horas se esperan mayores medidas de aislamiento social.
Una pandemia de estas características pone en jaque a la economía mundial. Muchos especialistas hablan de que la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008 estaría por debajo de las consecuencias económicas y financieras por las que el mundo atravesará próximamente. Incluso, ya nadie parece recordar la “guerra comercial” entre Washington y Beijing. Hay una caída del producto mundial que abre la puerta a una recesión económica. Hace tan solo algunos días las bolsas del mundo se desplomaron súbitamente y aceleraron la caída que venía registrándose desde comienzo de año: Nueva York (-25%); Tokio (-21%); Hong Kong (-13%); Londres (-30%); Paris (-32%); San Pablo (-37%) entre otras. El mundo capitalista demanda una respuesta global que no puede agotarse en una política monetaria expansiva, los Bancos Centrales ya han hecho todo lo que podían hacer. Hoy es necesario concertar políticas fiscales que reactiven la economía, pasado el tiempo de cuarentena.
La inexorable necesidad de cuidar a nuestras poblaciones orientó a los gobiernos a tomar estrictas medidas que conjugan “cuarentena” y “cierre de fronteras” bajo el común denominador de “aislamiento social”, pero al mismo tiempo esto desacelera y paraliza la actividad económica. China, siendo la segunda economía del planeta, vio desplomarse su producto industrial en los primeros meses del 2020 en más de un 13% y sus exportaciones cayeron un 17%, respecto del año pasado. Dado su posicionamiento internacional en el comercio mundial -hoy es el primer y segundo socio de la mayoría de los países del mundo- la desaceleración económica en la potencia asiática impacta negativamente en los mercados y en el comercio global casi como una ley de hierro.La buena noticia es que en las últimas 24 horas el número de contagiados en China no se ha incrementado. ¿Estaremos viendo un punto de luz al final del túnel? Hoy, una vez más, el mercado no parece encontrar solución por sí solo. Los Estados necesitan regular la salud para garantizar el bienestar de la sociedad en su conjunto. La expansión de la salud pública es condición casi necesaria para contener los contagios y la pandemia mundial del coronavirus. Y al mismo tiempo, la política monetaria y la política fiscal son indispensables para apalear la crisis económica que será el coletazo de la pandemia. Asegurar la salud es el primer frente de batalla, pero en la retaguardia está sostener el nivel de actividad económica. De nada servirá ganar una batalla si perdemos la otra.(*) Director Centro de Estudios Legales, Políticos y Económicos de Asia, Universidad Austral