Luciano Bolinaga

Pandemia y crisis económica: lecciones desde China

Por: Luciano Damián Bolinaga – Director del Centro de Estudios Legales, Políticos y Económicos de Asia de la Universidad Austral.


Mientras Washington devino en el nuevo epicentro de la pandemia, Beijing muestra al mundo sus poco más de 77 mil pacientes recuperados. La pandemia no podía evitarse pero sí ser contenida, y China lo demostró.

La diferencia en los resultados se explica por el rol del Estado como agente regulador de la salud y la economía. Más aún, el mundo no terminó de lidiar con la pandemia pero ya está sintiendo la crisis económica y social que se deriva de ella. Las crisis no se resuelven por las fuerzas del mercado, sino que demandan respuestas en clave política.

Beijing está demostrando no solo responsabilidad, sino también liderazgo internacional; y lo hace tanto desde el Estado como desde sus empresas. Venezuela ha sido el primer país de América Latina en recibir una misión china de médicos, científicos y técnicos. Argentina recibió 2.500 kits de reactivos para detectar el coronavirus por parte del gobierno chino; además aguarda dos cámaras térmicas para detectar la fiebre de pasajeros que ingresan en el aeropuerto de Ezeiza donadas por Huawei y ha recibido la promesa de Alibaba de enviar otros 50 mil kits. En Ecuador, China donó 40.000 mascarillas quirúrgicas, 1.500 mascarillas N95, 4.000 trajes de protección y 100 termómetros infrarrojo. Bolivia recibió donación de insumos médicos de Alibaba.

Una vez más, como en 2004 lo hizo en Haití, China pone un pie en América Latina de forma pacífica pero abrupta. No es Washington quien está enviando asistencia médica y científica a la región, es China. Esto está acentuando aún más la lógica del “Consenso de Beijing” que tiene una clara connotación política que se expresa en términos de influencia, y no se limita a cuestiones comerciales y financieras.

El país asiático mitiga la curva de contagio y comienza a implementar desde el Estado políticas para reactivar su economía. Tras una caída de su producto industrial y de sus exportaciones en los primeros meses del 2020, Beijing apuesta a mantener la seguridad alimenticia de su población y a estimular sus exportaciones, pero todo bajo el común denominador de promover el nivel de empleo. Argentina debería seguir ese camino.

La tarea no es sencilla. Mientras China es un país con régimen totalitario donde su presidente es, además, el secretario general del Partido Comunista Chino (partido que lidera y dirige el proceso político desde 1949 hasta hoy); en Argentina la naturaleza democrática del régimen político demanda la construcción cotidiana de consensos para mantener la gobernabilidad. Alberto Fernández y sus ministros deben mantener el péndulo en movimiento para garantizar intereses, tanto del campo como de la industria, negociando con sindicatos y otras corporaciones. El juego corporativo en China, sencillamente, no existe. Cada nivel decisional se subordina a uno superior hasta alcanzar un último nivel, la cúpula del Partido.

Entonces, ¿qué lecciones nos deja China? No podemos extrapolar todas las acciones, sería absurdo tanto por el factor cultural como político que hacen que la sociedad china sea mucho más propensa a aceptar directivas que la argentina. El texto clásico de Guillermo O´Donell “A mí qué mierda me importa” (1984) desnuda la idiosincrasia cultural y social del argentino promedio.

El gobierno de Fernández debería levantar lenta y progresivamente la cuarentena, comenzando por los sectores productivos y los pequeños comercios y las áreas que interactúan con ellos como transporte, logística, entidades de comercio exterior e instituciones financieras. Hoy es central garantizar la cosecha en pos de asegurar el ingreso de divisas al país. Y casi de la mano de ello estimular el nivel de empleo de una economía paralizada por la cuarentena. Lo último que debería estar en la agenda es retomar las clases en el sistema educativo y las actividades recreativas como el fútbol.

Sea como sea, de lo que ya no hay dudas, es que la salida de la crisis será en clave política y con un Estado presente en cada sector de la actividad económica.

Ver nota en Clarin.com