Con ello, se advierten nuevos modelos de conducta y hábitos en diversas áreas del estado y cabe preguntarnos cuáles de las medidas que trajo la pandemia vinieron para quedarse y cómo las ciudades -y gobiernos- se preparan para la vuelta a la nueva normalidad.
26 de mayo de 2020
Cómo será la vida urbana en la pos-pandemia
- Lucía Bellocchio es Directora de la Diplomatura en Smart Cities de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral
La historia nos revela que las pandemias dejan sus huellas en las ciudades. Así lo ha hecho la peste de Atenas de 430 a.C. que provocó cambios en las leyes e identidad de la ciudad, la peste negra en la Edad Media que transformó el equilibrio del poder de clase en las sociedades europeas, y el ébola en la África subsahariana que fomentó la creciente interconexión de las ciudades hiperglobalizadas de hoy.
El COVID-19 se suma a ellas y, sin dudas, dejará su huella en nuestras urbes, pues luego de que la OMS la declarara como una pandemia, el mundo comenzó a enfrentar una emergencia sanitaria sin precedentes y, a partir de entonces, los gobiernos comenzaron a tomar medidas con la finalidad de mitigar la propagación del virus, tales como cuarentena, distanciamiento social, modalidades de trabajo remoto, utilización de tecnologías, entre otras.
Por un lado, advertimos a nivel global que una de las herramientas para dar respuesta a la pandemia fueron las tecnologías. Indistintamente, desarrollos públicos y privados han surgido para enfrentar el virus, pudiendo mencionarse apps de autotesteo y rastreo de contactos, drones de monitoreo y desinfección, cámaras térmicas que miden la fiebre de transeúntes, robots de seguridad policial, inteligencia artificial y big data capaces de predecir el avance de la enfermedad, entre otras.
Así, los ecosistemas tecnológicos nos demuestran su potencial para recopilar datos de tráfico, ruido, calidad del aire y consumo de energía, para tomar decisiones mejoradas y sostenibles. Factiblemente, luego del aislamiento social, estos tipos de soluciones seguirán estando presentes en sitios con aglomeraciones de personas como centros comerciales y lugares de trabajo.
Es decir, la pandemia nos habrá dejado una intensificación de la infraestructura digital en nuestras ciudades.
Por otro lado, será necesario que los gobiernos tomen medidas para asegurar una pacífica y segura vuelta a la normalidad, y la consecuente reorganización de las ciudades. Ejemplo de ello es Barcelona, que ya cuenta con un plan de acción de movilidad urbana para adaptarse a la salida progresiva del confinamiento. Dicho plan contempla el cierre de áreas al tráfico, actuaciones de mejora del servicio de autobuses y la ampliación del carril de bicicletas y zonas peatonales.
Asimismo, las medidas que los estados tomen de aquí en adelante deberán enfocarse en que el derecho a la salud sea garantizado sin discriminación alguna y, en particular, para aquellos grupos afectados de forma desproporcionada. En relación a ello, en su Declaración 1/20 del 9 de abril de 2020 la Corte Interamericana de Derechos Humanos incluyó como grupo vulnerable a la población de zonas precarias (como villas y barrios afectados por la pobreza y el hacinamiento) y personas en situación de calle. Inexorablemente, surge como desafío para los gobiernos alcanzar la protección de dichos asentamientos velando no sólo por el cumplimiento de protocolos necesarios para la prevención del virus, sino también asegurando un eficaz y eficiente cuidado de las personas que allí habitan.
Planificación y tecnologías, dos aspectos relevantes al hablar de smart cities, cobran hoy especial importancia en la transición hacia la salida de las medidas de confinamiento social.
Resta esperar para ver cuál será la huella pos-pandemia en las ciudades, qué tecnologías continuarán en uso o cómo se readaptarán, qué medidas serán tomadas para reordenar la dinámica de la vida cotidiana y qué aprendizajes tomarán las ciudades, los gobiernos y ciudadanos para prepararnos mejor para futuras crisis.
Quizás, un indicador de inteligencia de nuestras ciudades pase a ser la readaptación a esta nueva normalidad, pues el futuro podrá traer una disrupción en la vida cotidiana caracterizada por más tecnología y un diseño urbano que reivindique el espacio para permitir el distanciamiento social. Con ello, parece que el pos-pandemia nos trae una nueva era urbana.