24 de agosto de 2020
TikTok y Wechat: la guerra por otros medios
EE.UU. disputa con China el espacio tecnológico y el manejo de las redes más influyentes. Para Trump, sacar a los gigantes asiáticos de su territorio virtual es clave en este año electoral.
Por: Mariano Turzi, profesor de la Escuela de Gobierno.
«La ciencia y la tecnología revolucionan nuestras vidas, pero la memoria, la tradición y el mito enmarcan nuestra respuestas” escribió el historiador estadounidense Arthur M. Schlesinger. Así como los videos musicales de TikTok –donde la misma música se reinterpreta e hibridiza de acuerdo a las características culturales de quien la filma–, a nivel internacional, la tecnología se ha imbricado en todos los procesos globales: desde los flujos comerciales hasta los informativos, la subida de mercados o el derrumbe de gobiernos. Es un soporte de la globalización con impacto directo en la arquitectura del orden mundial, al reconfigurar los nexos reales y crear nexos digitales inexistentes hasta ahora en la historia mundial. En el contexto actual de creciente rivalidad entre Washington y Beijing, el campo tecnológico se ha tornado un campo de batalla. Y sus actores, combatientes.
En julio, el Departamento del Tesoro estadounidense utilizó la categoría “amenazas a la seguridad nacional” contra las compañías tecnológicas chinas Huawei y ZTE. Ahora lo ha aplicado a Tencent y Bytedance, propietarias de las redes sociales WeChat y TikTok. El jueves 6 de agosto, Trump invocó la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA), que lo autoriza a regular el comercio internacional ante emergencia nacional por amenaza inusual y extraordinaria originada fuera del país. Firmó dos Órdenes Ejecutivas que entrarían en vigencia en 45 días prohibiendo transacciones con ambas apps.
WeChat es el servicio de mensajería más popular de China (73.7% del mercado) con más de 1.200 millones de usuarios activos mensuales. Además, es una plataforma de pagos móviles: 92% de personas en las ciudades y 47% en las zonas rurales de China utilizan Tenpay (de Tencent) o Alipay (del gigante tecnológico chino Alibaba). WeChat registra más de 1.000 millones de transacciones diarias. El número promedio diario de pagos internacionales aumentó 76% en 2019, llegando a más de 60 mercados. El Comité de Inversión Extranjera (CFIUS) –que dentro del Departamento del Tesoro se encarga de revisar los acuerdos en busca de posibles riesgos de seguridad nacional– dio una fecha límite, el 15 de septiembre, a Microsoft para adquirir TikTok. Para el 10 de agosto, Twitter ya había manifestado también su intención de adquirir la app china. Según el acuerdo propuesto, la tecnológica de Redmond se haría cargo de las operaciones de la red en Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda para garantizar la privacidad de datos de los 100 millones de usuarios estadounidenses de TikTok. El periódico China Daily, calificó a ByteDance como víctima de una “caza de brujas” de Estados Unidos y dijo que Washington no había proporcionado pruebas para respaldar su acusación de que la app representa una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. La compañía de Bill Gates tiene así una oportunidad única de convertirse en un importante competidor de los gigantes de las redes sociales como Facebook justo a tiempo para crear redes de influencia en las elecciones presidenciales de noviembre.
La interpenetración de lo virtual (tecnológico) y lo real (político) ha creado interdependencias globales transformadoras. El tecnoutopismo o lo que Evgeny Morozov llama “solucionismo tecnológico” supone que la tecnología será la base de la innovación social futura y que ello promoverá una sociedad más próspera, igualitaria, sostenible, saludable y pacífica. El advenimiento de una sociedad global pospoder de vínculos horizontales y transparentes. Existen actores reales, con planes concretos, intereses objetivos y costos o beneficios cuantificables. Problemas internacionales como la violencia, la guerra o la competencia de poder e influencia no se solucionan agregando chips.
Las apps de mensajería más populares en EE.UU. (Facebook Messenger, Whatsapp y Telegram), están bloqueadas en China. La prohibición de WeChat y TikTok evidencia una tendencia hacia una escalada de represalias con el objeto de que Washington y Beijing obstaculicen la promoción de los objetivos de la política exterior del otro en el extranjero a través de la tecnología. La orden de Trump dice que “la recopilación de datos permite al Partido Comunista Chino acceder a información personal y privada de estadounidenses” y que “captura información personal y privada de ciudadanos chinos que visitan EE.UU., lo que permite al PCCh controlar a ciudadanos chinos disfrutando de los beneficios de una sociedad libre por primera vez en sus vidas”.
Por más novedosas o inofensivas que parezcan las tecnologías, la lógica del poder internacional continúa siendo la misma que existió históricamente. En el (Des)Orden mundial contemporáneo, la intensificación de la confrontación entre Beijing y Washington se ha manifestado en el campo comercial en 2019 y en el tecnológ ico en el 2020. El “feudalismo digital” fomentará el proteccionismo y la competencia, ya que no existe espacio de acuerdo para una base de gobernanza multilateral del campo digital. Cada vez más aisladas e independientes que integradas e interdependientes, las “esferas de influencia web” obstruirán la comunicación e intercambio.
El próximo capítulo en esta escalada serán los ataques a las operaciones e infraestructura digitales. Los estados están compitiendo y la geopolítica mundial está retornando, una geopolítica digital. Si la tecnología no es inmune a la política, tampoco lo es la academia. Uno de los historiadores más renombrados en el presente, el británico Niall Ferguson, tuiteó el 9 de agosto que TikTok era “la venganza de China por el siglo de humillaciones que comenzó con las Guerras del Opio, un fentanilo digital para animar a nuestros hijos a recibir el imperio chino que se avecina”. Constituyen, sin embargo, síntomas más que causas. El conflicto manifiesto con WeChat y TikTok se enmarca en la experiencia histórica de las luchas de poder globales. La experiencia muestra que las tecnologías asumen papeles y funciones que nadie esperaba, guiadas en su uso por las estructuras políticas, sociales y culturales de cada época.
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