Ciudades del futuro: la imaginación pasa al frente

¿Cómo se forman las ciudades? ¿Cuál será su evolución? ¿Qué nos espera como moradores de entornos urbanos?

 

Por Lucía Bellocchio: Dir. de la Diplomatura en Smart Cities de la Escuela de Gobierno.

 

Desde que Ur -o Uruk, según la traducción- se estableció, allá por el 3500 AC donde hoy es Irak, hasta Amaravati, la ciudad que fue concebida en un software, en la India, es posible observar la genealogía de las ciudades (su origen, su identidad y su historia) para entrever cómo viviremos en el futuro.

Partamos de una corroboración empírica: hoy, la cantidad de personas que viven en ciudades supera al número de quienes viven en entornos rurales. El crecimiento acelerado del número de residentes urbanos se dio en pocos años: desde 751 millones en 1950 a 4200 millones en 2018.

Esto, a su vez, parece una tendencia irreversible, puesto que la ONU estima que para 2050 tres cuartas partes de la Humanidad vivirá en ciudades. Estos enjambres de seres humanos contarán, probablemente, varias decenas de millones (megaciudades, como son hoy Londres, Buenos Aires, San Pablo o París) y, en algunos casos, cientos de millones de habitantes, como está construyendo China.

Quienes estudiamos la evolución de los conglomerados en los últimos decenios podemos narrar su pasado reciente, al compás del desarrollo de tecnologías, junto con el cambio de paradigma respecto de contaminación y sustentabilidad, calidad de vida, movilidad, administración y gobierno, entre otros ejes.

En este sentido, cabe señalar que, con la era digital, a fines del siglo pasado comenzó a extenderse el concepto de ciudades digitales en la medida en que estos entornos urbanos incorporaban tecnologías de la información y la comunicación (TIC) emergentes de entonces. Por ejemplo, se consideraba un signo relevante que la administración local digitalizara su sistema burocrático y permitiera al ciudadano la gestión digital de trámites.

A posteriori, una vez que la inteligencia artificial (IA) y el Big Data hacen su aparición en diversos ámbitos y sectores, la consolidación de las Smart Cities estuvo signada por proyecciones en las que ciudades como Viena, Milán o Singapur comenzaron a vincular el uso racional de energías renovables y limpias con la planificación de espacios verdes; la movilidad de forma sostenible, multimodal y menos sedentaria, y el acceso a bienes y servicios de calidad con el gobierno de datos abiertos; y todo ello atravesado por las TIC con IA.

Pero lo notable es que mientras el fenómeno de las Smart Cities, admite una arqueología que se hunde en la historia de cada ciudad y se explica junto con la evolución de la ciencia y la tecnología en sentido amplio, el presente ofrece dos alternativas que no responden a esos lineamientos: los gemelos digitales y el World Building.

Gemelos digitales, urbanismo basado en prototipos virtuales

Amaravati es una ciudad del Este de la India, en la ribera del río Krishna. Basta buscar un poco para enterarnos que allí vivieron comunidades que datan de comienzos de nuestra Era. Sin embargo, no es menos cierto que allí se está montando la primera Smart City completamente surgida del diseño en un software específico para ciudades: Smart World Pro..

El ensayo en gemelos digitales tiene ya una presencia sólida en la industria 4.0 porque permite testear un desarrollo en realidad virtual para luego pasar a concretarlo. En ese contexto, en diciembre, las autoridades de Amaravati, más un conjunto de socios financieros, anunciaron la inversión de 6500 millones de dólares en este proyecto.

Así, Amaravati, también conocida como Andhra Pradesh, pretende ser una de las 3 capitales inteligentes de la India. Para ello, se propone que posea movilidad eléctrica, colegios y universidades y edificios de gobierno bien ubicados como para que los desplazamientos sean breves, y la mejor tecnología disponible.

Otro caso notable es el trabajo conjunto entre los gobiernos locales de Helsinki, Finlandia, y Tallin, en Estonia. Ambas ciudades están separadas por el golfo de Finlandia, pero han decidido crear un área común de dinamización de la economía, la educación y sus administraciones, a la que denominaron Talsinki.

World building: imaginar para realizar

Minority Report es un famoso film de ciencia ficción que se estrenó en 2002. Su director, Steven Spielberg, se basó en un cuento de Philip Dick de 1956. En ambas obras, se narran sucesos que ocurren, imaginariamente, medio siglo después del momento en que fueron creados.

Y si bien, desde Julio Verne, se sabe que las obras de ficción poseen la capacidad de inspirar a los innovadores, lo que nunca había ocurrido es que ese fenómeno se instituyera como forma de impulsar la invención de mundos y ciudades posibles. Sin embargo, es lo que está ocurriendo.

Brian Merchant, experto en distopías sobre la automatización, la IA y la cibernética y autor del bestseller La historia secreta del Iphone detalla cómo algunas marcas, contratan a creadores de contenidos de ciencia ficción para que imaginen el futuro; con ello, luego diseñan sus productos. La clave es que esos resultados comerciales cobran sentido en los mundos que los creativos imaginan.

La relación entre ciencia ficción y ciencia acción nunca fue más cercana. Por ejemplo, para rodar Minority Report, Spielberg envió al MIT (una de las universidades más reconocidas del mundo en materia de ciencia y tecnología) a Alex Mc Dowell, su diseñador. El británico Mc Dowell se especializa en imaginar y maquetar entornos en forma inmersiva en los que el público verdaderamente experimenta sus ideas.

De ese trabajo con científicos de primer nivel, surgieron muchos detalles verdaderamente alucinantes de la película, que luego se convirtieron en realidad. De hecho, en su blog Merchant relata que Bas Ording, uno de los diseñadores de interfaz del Iphone, le confesó que buena parte de su aporte al icónico dispositivo estuvo inspirada en la tecnología de interpretación de gestos que Tom Cruise usa en la película.

Muchas marcas globales contratan guionistas o escritores para analizar tendencias culturales y trayectorias tecnológicas que les dan indicios de lo que el público espera de ellos, o les señalan el camino para sorprender a sus clientes.

Una miríada de futuros posibles

Como vemos, de las ciudades puede decirse que han acompañado a la humanidad desde sus primeros registros de civilización (junto con el nacimiento de la escritura); también, que incorporan más ciencia aplicada en la medida en que albergan cada vez a más cantidad de ciudadanos, incluso de espaldas a la idiosincrasia de sus moradores; o que su fisonomía se modifica según la expresión artística enrolada en movimientos o tendencias que hacen que realidad y ficción no sean fácilmente diferenciables.

No obstante, encontrar una de estas tres opciones, o alguna combinación de ellas, depende de qué parte del mundo miremos. El respeto y la conservación de monumentos históricos o maravillas naturales no se da del mismo modo en todos lados. Asimismo, no todas las comunidades poseen la misma capacidad de invertir en las diferentes áreas que se destacan como estratégicas en la evolución de las ciudades, o pueden darse el lujo de imaginar sus ciudades para luego crearlas.

Volviendo a la estadística que advierte sobre el incremento constante y acelerado de la población en conglomerados urbanos es clave considerar que, para ofrecer estándares básicos de calidad de vida, en los próximos 10 años las ciudades deberán usar más y mejor tecnología, energía e información de sus habitantes.

En este sentido, sin desconocer la enorme diversidad inherente a la conformación de cada cultura y, dentro de ella, sus ciudades, es lógico aceptar que gane terreno un consenso básico sobre aspectos tales como el cuidado del medio ambiente, un desarrollo económico inclusivo, la conciencia respecto de la escasez de algunos recursos y otros ejes.

Lo anterior se ilustra del siguiente modo: según el Índice IESE Cities in Motion Londres, Nueva York y París son las ciudades más inteligentes del mundo, porque muestran los niveles más altos en las dimensiones economía, capital humano, cohesión social, medio ambiente, gobernanza, planificación urbana, proyección internacional, tecnología y movilidad y transporte. El estudio, publicado hace un año, compara 174 ciudades en 80 países.

Cabe preguntarse cuál será la opción más adecuada entre las opciones descritas. ¿Hasta qué punto es deseable transformar una ciudad en la que se asienta una comunidad vinculada a ese suelo por miles de años de historia? ¿Qué aspectos del progreso son inevitables y cuáles deberían consensuarse? ¿Los valores que suelen sostener a las ciudades inteligentes son útiles para evaluar un proyecto urbano de cualquier punto del mundo?

La globalización permite que los lazos económicos no observen fronteras ni obstáculo alguno. Hoy, la economía de plataformas y el gobierno de datos hacen que la identidad de una persona se defina más por su espacio próximo -digamos, su barrio o ciudad- que por su nacionalidad. Las ciudades no sólo crecen en cantidad de habitantes y por ende, en importancia. Crecen, también, en tanto pertenencia simbólica y arraigo.

Por ello, si quienes desarrollan un proyecto de World Building en cierta ciudad nacieron y crecieron en ella, quizá esa condición se plasme en aquello que imaginan. Entonces se darían la mano la inventiva y la historia.

Pero bien podría no ser así, y que quienes imaginan el futuro de sus ciudades pongan por encima de lo antropológico su imaginación. ¿Gozaría, ese diseño, del consenso de los ciudadanos?

Como sea, da la sensación de que a las ciudades las esperan tantos futuros como cuántas de ellas hay en el mapa. Ver su proliferación y sus metamorfosis sigue siendo apasionante, aún cuando la tecnología tienda a universalizar ciertas gramáticas.

Quizá lo único innegociable sea el bienestar de sus habitantes.

 

Nota publicada en TN.com.ar: https://tn.com.ar/opinion/2021/02/06/ciudades-del-futuro-la-imaginacion-pasa-al-frente/