3 de junio de 2018
El veto, símbolo de un sistema político hiperpresidencialista
Marcelo Bermolén, director del Programa de Calidad Institucional de la Escuela de Gobierno, fue consultado por Perfil sobre el veto de la Ley de emergencia tarifaria.
Esta semana, Mauricio Macri decidió vetar la Ley de emergencia tarifaria. Una de las decisiones más discutidas de su gestión.
Marcelo Bermolen “No se puede propiciar el diálogo y, a la vez, utilizar esta herramienta. Revela pujas de poder”
Para el director del Programa de Calidad Institucional de la Universidad Austral “se puede analizar la cuestión desde tres lugares. Si es legal, si es legítimo y si tiene consecuencias políticas. Cabría preguntarse si no es una falla del sistema constitucional de Argentina. En un sistema hiperpresidencialista como éste, que exista el veto puede terminar acentuando la situación”.
—¿Cómo sería en este caso?
—El veto es legal. Eso no admite discusión. No es justiciable. Es una de sus facultades. Es de carácter excepcional, de características eminentemente políticas. El Presidente puede hacerlo invocando diversas razones. Incluso puede decir que, a su juicio es anticonstitucional cuando no es una función del Ejecutivo el control de la constitucionalidad de las leyes. Además, tampoco estaríamos hablando de una ley, porque no llegó a serlo.
—Suele darse cuando el Ejecutivo no tiene mayoría en las cámaras…
—Suele darse en casos en que claramente ocurre eso. Cuando no tiene mayorías propias. Es una clara desarmonización de la articulación que deben tener los poderes del Estado. Creo que en este caso, la utilización del veto es reconocer la derrota del diálogo político. Y eso ocurre en una situación como actual, con vientos complicados, vientos de crisis. Allí el veto revela pujas de poder e inestabilidad política. No se puede propiciar el diálogo y, a la vez, utilizar el veto como herramienta. Dificulta más tarde o más temprano.
—¿Cómo se puede gobernar, cuando la oposición veta todo lo que hace el Ejecutivo?
—Es por eso que el Presidente tiene esta facultad. Para evitar abusos del Congreso. También el exceso de uso de esta facultad, que debiera ser excepcional, se puede convertir en un abuso del Ejecutivo. Hay que tener muchísimo cuidado en el uso. Y evitar los abusos.
—¿Cuál sería la interpretación política del veto?
—Creo que más allá de la legitimidad. Es el octavo veto del Presidente. Pero es por lejos el más impopular. Es algo que hay que marcar. Desde el respaldo popular, hablamos de una legitimidad muy baja. Me parece que el mensaje del Presidente ha sido que no va a dejar de gobernar, que no va dejar que se profundice o lastime su ejercicio del poder. Pero a la vez puede leerse como lo contrario: como un gesto de aislamiento, dado que tiene minoría en la cámara. Y desde la oposición, se puede leer como un triunfo parcial. Porque no cuenta con los dos tercios para insistir con la ley.
(Fuente www.perfil.com).