9 de abril de 2019
Por la supremacía: La competencia estratégica entre Estados Unidos y China
Los principales analistas internacionales del país evaluaron la relación China – EEUU. y el lugar de Argentina y la región, durante un encuentro en la Universidad Austral.
La Escuela de Gobierno de la Universidad Austral dio inicio al ciclo de encuentros sobre “Grandes tendencias geopolíticas del Siglo XXI: construyendo una visión estratégica para Argentina”, una iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, que encabeza el Canciller Jorge Faurie; y convoca también a la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Católica Argentina (UCA).
El director de la Escuela de Gobierno, Alfonso Santiago, expresó su alegría por “haber elegido un tema que, tal vez, sea el más importante de la agenda internacional actual” y destacó la invitación del ministro de Relaciones Exteriores para que “desde el pensamiento universitario, se realicen aportes para dilucidar el panorama mundial y la estrategia que debe tener Argentina para una inserción estratégica”. También estuvieron presentes la directora de la carrera de Ciencia Política de la UBA, Elsa Llenderrozas, y el director de la facultad de Ciencia Política de la UCA.
El debate, en esta ocasión, fue la “Competencia estratégica entre Estados Unidos y China: consecuencias y alteración del orden mundial” y contó con la participación del Canciller Faurie, y los analistas internacionales Juan Battaleme, Jorge Castro, Patricio Giusto, Andrés Malamud, Carla Oliva y Fabián Calle, como moderador.
CARLA OLIVA: “La relación bilateral entre EEUU y China es la relación central en el actual orden mundial”
Carla Oliva fue la encargada de abrir el segmento de exposiciones y destacó, más allá de otros actores internacionales, la centralidad de la relación bilateral entre Estados Unidos y China: “Estamos ante un orden mundial cada vez más complejo y disputado, caracterizado por los desacuerdos y la tensión entre ambos países. No debemos soslayar las capacidades e intereses de otros actores como Rusia, Japón, India y la Unión Europea. Pero la relación bilateral entre EEUU y China es la relación central en el actual orden mundial”. En este sentido, remarcó que el país americano “mantiene su preeminencia y sigue siendo la potencia dominante”. Se trata de un declive relativo de Estados Unidos frente al auge del crecimiento chino.
JORGE CASTRO: “Lo esencial del capitalismo avanzado no es la propiedad de los medios sino la propiedad intelectual”
La confrontación entre ambas naciones recibió una mirada optimista por parte de Jorge Castro, quien destacó el acuerdo alcanzado en el marco de la última Cumbre del G20, celebrada el año pasado en Buenos Aires. Además, afirmó “este nuevo núcleo del poder mundial suscripto por Donald Trump y Xi Jinping apuesta a la cooperación y no al conflicto”. También hizo mención al acuerdo entre ambas potencias sobre la defensa irrestricta de la propiedad intelectual de las compañías transnacionales e indicó que “lo esencial en el capitalismo avanzado no es la propiedad de los medios de producción sino el dominio del conocimiento. [Es decir] El control de la propiedad intelectual que en el nuevo mecanismo de acumulación de la nueva revolución industrial es más importante que el capital o el trabajo”.
Finalmente, Castro enfatizó que “no hay beneficio mayor para el mundo en el siglo XXI que el pacto acordado entre las dos superpotencias por el dominio en el conocimiento del futuro. Allí es donde se encuentra el núcleo del poder”.
JUAN BATTALEME: “Todo lo que estamos viendo ahora son movimientos tácticos, productos mismos de la transición y de los cambios en la distribución del poder”
Juan Battaleme, por su parte, hizo tres observaciones sobre la confrontación entre Estados Unidos y China. En primer lugar, subrayó que la discusión central, “cómo asegurar el futuro” (defendiendo el statu quo -para EEUU- o alterarlo -para China-), no va a estar resuelta en un futuro cercano. “Todo lo que estamos viendo ahora son movimientos tácticos, productos mismos de la transición y de los cambios en la distribución del poder”. En esta búsqueda de “asegurar lo que viene”, identificó cuatro sectores estratégicos: la robótica, el espacio, las comunicaciones y la Inteligencia Artificial (IA) y destacó uno más: la bioingeniería. La segunda observación sobre el conflicto entre ambos países es la discusión entre acceso y denegación de acceso: “En un mundo de suma cero, pero hiperconectado, ¿quién controla los accesos? Es importante en el Siglo XXI y lo podemos trasladar rápidamente a la situación militar en el sudeste asiático. EEUU, en su rol por mantener el statu quo, pugna por mantener el acceso desde el mar hacia los espacios continentales, mientras que China intenta denegar el acceso a los espacios continentales por parte de los EEUU”.
Por último, explicó que “la agenda de los EEUU y la agenda de China no es de convergencia, sino de divergencia de cara al futuro. El problema para los países menores, como el nuestro, es entonces cómo vamos a vivir en un mundo de convergencia y divergencia sistémica al mismo tiempo. Tanto China como EE. UU. están tratando de recrear un mundo de dependencias en un sistema que se caracteriza por la interdependencia. Es por ello que, en cierto sentido, la guerra comercial les permite realizar cierto grado de desacoplamiento, y en la medida en que vayan avanzando en ese desacople van a ir marcando una serie de limitaciones para los actores secundarios de la política internacional. Aun aceptando que podamos estar conectados a diversas grillas en áreas convergentes, las divergencias que se vayan acentuando condicionarán la conducta de los actores de menor poder relativo”.
PATRICIO GIUSTO: “Pese al clima de Guerra Fría, el diálogo está abierto y la posibilidad de lograr acuerdos por encima de estas diferencias ideológicas es un hecho”
Patricio Giusto, por otro lado, identificó en el presidente Donald Trump una figura que agudiza las contradicciones y fricciones entre ambos países. Según Giusto, el conflicto entre las superpotencias es producto de las ideas y políticas del presidente norteamericano. No se trata de una potencia revisionista en búsqueda de la hegemonía global, que aspire a cambiar el orden mundial. En su análisis sobre el conflicto estratégico entre ambas naciones, identificó cuatro dimensiones: ideológica, comercial, tecnológica y geopolítica.
Sobre la dimensión ideológica del conflicto, si bien pareciera irreconciliable, Giusto destacó que no lo ve como, “un factor decisivo para el curso del conflicto, teniendo en cuenta el pragmatismo que prima en ambas partes. Pese al clima de Guerra Fría, el diálogo está abierto y la posibilidad de lograr acuerdos por encima de estas diferencias ideológicas es un hecho”.
La dimensión comercial probablemente sea la cara más visible del conflicto. Giusto mencionó la pretensión de Xi Jinping de posicionarse como un líder confiable y, paradójicamente, como garante de luchas como el cambio climático y el libre comercio. “Lo más probable es que se pueda lograr un acuerdo comprensivo en materia comercial, beneficioso para ambas partes. China está dispuesta a ceder y a aumentar las compras de productos estadounidenses y a seguir abriendo su economía. Podemos decir que Xi se juega su liderazgo interno, pero también su prestigio y proyección en el plano internacional”. En este sentido, el Canciller más tarde también recordó el discurso del presidente Xi Jinping en Davos, en el año 2017, cuando él se manifestó como “un garante del comercio internacional de las reglas del multilateralismo”.
Giusto también destacó al desarrollo tecnológico como “el epicentro del conflicto entre China y los EEUU, incluyendo el plan “Made in China 2025” (la estrategia marco definida por Xi para que China se convierta en una superpotencia industrial y tecnológica). China va camino a superar a los EEUU en cuatro sectores estratégicos que hacen al desarrollo tecnológico: Inteligencia artificial, robotización, telecomunicaciones (5G) y aeroespacial”. Manifestó que esta dimensión será la más difícil de resolver, “y seguramente se extenderá y profundizará en los próximos años”.
Por último, Giusto explicó cómo, en su opinión, los intereses de ambas superpotencias no son fundamentalmente incompatibles e identificó seis intereses compartidos: el sostenimiento del orden multilateral actual, aumentar la cooperación económica internacional, la lucha contra el cambio climático, el terrorismo, la pobreza y la proliferación nuclear.
ANDRÉS MALAMUD: “Pertenecíamos al occidente que diseñó al mundo y ahora pertenecemos al occidente que comienza a ser periferia en el mundo”.
En su exposición, Andrés Malamud puso en evidencia la asimetría de poder que existe hoy en el sistema internacional y cómo Estados Unidos y China transforman al resto del sistema internacional en actores a veces pasivos o víctimas que tratan de acomodarse con dificultades a esa relación que graficó como de “elefantes” y “hormigas”.
Al igual que Carla Oliva, remarcó la supremacía de EE.UU.: “Es el único que tiene capacidad de proyectar poder, es decir, de hacer la guerra lejos de sus fronteras con 10 portaviones a propulsión nuclear (el único otro que tiene un portaviones así es Francia)”. También afirmó que somos profundamente occidentalcéntricos, “no conocemos la cultura oriental, no conocemos demasiado su economía, no conocemos demasiado su evolución histórica y su proyección histórica”. En este sentido, destacó la convocatoria y el panel para tratar de acercar ese espacio desconocido.
Malamud describió la situación latinoamericana en el contexto mundial. Así, mencionó serias dificultades de desarrollo económico, de estabilidad, de evolución del PBI, e hizo énfasis en el actor que se considera de más peso en la región sudamericana, Brasil, donde remarcó que las potencialidades que ese país aspira a tener, finalmente, los números y estadísticas evidencia que no se termina concretando. En esta visión, sostuvo que “cada vez importamos menos. Cada vez contamos menos, pertenecíamos al occidente que diseñó al mundo y ahora pertenecemos al occidente que comienza a ser periferia en el mundo”.
CANCILLER JORGE FAURIE: “Argentina necesita tener mercados en ambos lugares y necesita las inversiones que provienen de ambos escenarios”
El cierre del bloque de exposiciones estuvo a cargo del Canciller Jorge Faurie. Partió de la afirmación de que “este es un tiempo desafiante para el mundo porque no hay dudas de que estamos en un período de forjar un nuevo orden internacional”. Coincidió con Jorge Castro en una visión positiva del enfrentamiento entre las potencias “Positiva no por amor, no por vocación, sino por necesidad” y agregó, “creo que, para China y EE.UU., con las estrategias del juego, es más conveniente la idea de la interdependencia y la cooperación que los vincula necesariamente”. En este sentido también remarcó el acuerdo en el marco del G20 “siempre saludamos como un hecho positivo que, cuando estuvieron en Buenos Aires para el G20, ambos presidentes hicieran un esfuerzo para coincidir y tuvieran un diálogo en un encuentro que marcaron entre ellos pero que de algún modo generó este compás de espera que ahora continúa prolongándose”.
También subrayó que el desarrollo de las nuevas tecnologías como eje central del conflicto: “estamos discutiendo quiénes tienen el acceso a las tecnologías que van a determinar quién tiene la mayor fortaleza para ser más competitivo” explicó.
Finalmente, indicó la necesidad del país de “preservar las reglas de multilateralismo y el diálogo” (…) “Argentina tiene vocación de presentarse al mundo y necesita tener mercados en ambos lugares y necesita las inversiones que provienen de ambos escenarios”.
Sobre el vínculo con China destacó que ofrece al país un fuerte potencial “desde el punto de vista del famoso supermercado de los alimentos (…) y a pesar de que trabajamos muchísimo y contamos con el apoyo de las autoridades chinas es todavía una tarea pendiente a poder consolidar aún más y ser nosotros mucho más eficientes, tener mucho más alcance”. En este punto expresó la necesidad de “aprender cada vez más de china, en términos de sus mecanismos de producción, cómo trabajan las empresas, cómo se puede interactuar”. Por otra parte, acentuó las inversiones chinas en el país como la estación de observación espacial, la generación de energía y en proyectos de infraestructura (rutas, ferrocarriles y puertos).
Respecto a Estados Unidos, el ministro Faurie enfatizó que “para nosotros es un socio de una relevancia histórica importantísima. Nosotros pertenecemos al mundo de los valores occidentales.” Y agregó que “continúa siendo hoy el primer inversor y es el primer decisor del financiamiento de argentina en momentos críticos como los que hemos pasado en mitad del año pasado, a través del accionar del FMI”.
Finalmente, el canciller explicó que Argentina necesita una inserción inteligente “y buscar frente a cada uno de los actores del mundo cuáles son nuestras oportunidades y cómo preservamos nuestros intereses”. En este sentido, destacó el rol de Brasil como socio estratégico en la región: “Vamos a tener que tener la inteligencia de identificar las cosas en común que nos permitan conseguir frente a actores como EEEUU y China un posicionamiento inteligente. Con diferencias, con la identidad de cada uno, pero que nos ayuden a ser más fuertes como naciones y crecer en beneficio de nuestra gente”, concluyó Faurie.