Pandemia y después: la hora de la verdad para las ciudades inteligentes

 

 

 

 

 

 

 

Lucía Bellocchio, directora de la Diplomatura en Smart Cities, fue consultada por La Nación sobre el rol de las ciudades inteligentes frente a la pandemia.


 

 

Con bastante seguridad, en ninguno de los planes a futuro de las ciudades inteligentes se calculó un efecto dominó como el generado por el Covid-19; tampoco las consecuencias que tiene la pandemia para el sistema político, social, económico, entre otras. Así, la respuesta a la crisis sanitaria se está transformando en una hora de la verdad en las ciudades respecto de su estatus de «inteligente».

En las ciudades «poco inteligentes» el ciudadano y las empresas vieron modificada su vida al 100% con la llegada de la pandemia, mientras que las mejores preparadas pusieron en valor lo que venían transformando. «No tuvieron que salir a ver cómo digitalizar su atención ciudadana, ni a buscar sus bases de datos para saber dónde estaban los adultos mayores; tampoco tuvieron que empezar a recolectar datos de la movilidad urbana. Esto les permitió ganar mucho tiempo», aclara Delfina Irazusta, directora de Red de Innovación Local.

De cualquier manera, es imprescindible considerar las particularidades de América latina, cuyos desafíos estructurales quedaron evidenciados con esta crisis. En esos casos, lo inteligente «no sólo queda corto, sino fuera de contexto» -explica Maria Yoma, arquitecta y CEO de Elevator Ventures. «Hay veces en las que hacer foco en lo smart genera un falso sentido de progreso frente a deficiencias y desigualdades muy importantes, como la falta de acceso a la vivienda, infraestructura y servicios básicos como agua o cloacas».

«Sabemos que es un error pensar en la tecnología solo en términos de eficiencia»- dice Sebastián Lew, director de Ciudades de CIPPEC, quien propone dejar de lado el solucionismo tecnológico que ha predominado bajo la idea de «smart city».

Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires explican que el desafío pasa por mantener la visión de la ciudad hiper-tecnológica e hiper-conectada, al mismo tiempo que saber en tiempo real cuántas camas tiene disponibles en hospitales, cómo ser más eficiente y ágil en procesos básicos. «Poner al ciudadano siempre en el centro. En ese sentido, creo que la pandemia nos da una oportunidad de poner foco en tecnología con impacto real en la vida de las personas», aporta Fernando Benegas, Secretario de Innovación y Transformación Digital, GCBA.

Repensar la ciudad: el culto al intelectual tecnológico

En mayo, durante una de sus habituales conferencias de prensa por Covid-19, el gobernador de New York, Andrew Cuomo, sorprendió al presentar por videollamada a Eric Schmidt (ex CEO de Google) como parte esencial del directorio que iba «a reconstruir New York post pandemia» en aspectos como telesalud, aprendizaje remoto y banda ancha. La decisión no fue del todo bienvenida en la opinión pública local, que ya viene sensibilizada porque desde hace tiempo Cuomo tiene en la mira a Bill Gates y su Fundación para transformar el sistema educativo en la ciudad. La «plutocracia tecnológica» es vista como sospechosa en los proyectos de reconfiguración de la metrópoli.

En Italia, por su parte, el ex CEO mundial de Vodafone, Vittorio Colao, es quien liderará un equipo de 17 expertos que tienen la misión de diseñar un plan de reconstrucción de la nación , con miras en la economía, eje en la tecnología y foco en el teletrabajo.

¿Son lo grandes ejecutivos tecnológicos los más aptos para repensar las ciudades? Yoma comenta el planteo del autor Nassim Taleb sobre un personaje de época que denomina el IYI: Intelectual Yet Idiot – intelectual, pero idiota -; esto es, el culto que como sociedad hacemos de los «especialistas». «Hay una sabiduría que tiene que ver con el que sufre y está en contacto con el problema todos los días, que ningún especialista puede inferir. Taleb plantea que los grandes problemas del mundo suceden cuando quien toma las decisiones no sufre las consecuencias de ellas», dice Yoma.

«El secreto para repensar las ciudades del futuro es a través de los mismos ciudadanos, que son una fuente sorprendente de ideas», apunta Ignacio Uranga , founder y CEO de Smartvision.

Los especialistas explican la importancia que los grupos de expertos que piensen las ciudades sean diversos, multidisciplinarios e heterogéneos. «Hay que considerar los diferentes elementos que hacen a las ciudades; la tecnología es uno de esos elementos, pero no el único«, subraya Lucía Bellocchio , Directora de la Diplomatura en Smart Cities de la Escuela de Gobierno, Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral.

Utilizar metodologías como prospectiva puede sumar al momento de pensar el futuro de las ciudades desde distintas ópticas. «Lo más importante es que los que están pensando no estén sesgados. En problemas complejos, lo ideal es tener un board diverso e interdisciplinario, no solo un perfil de CEOs de entre 50 y 60 años. Necesitamos participación ciudadana, por ejemplo, una enfermera que estuvo en el centro de la crisis», apunta Sofia Geyer , consultora y coach en innovación.

En la Secretaría de Innovación y Transformación Digital de la Ciudad tienen un equipo de ingenieros en sistemas, informáticos y expertos en datos, pero también sociólogos, geógrafos, antropólogos, diseñadores, especialistas en experiencia de usuario, comunicadores sociales, economistas, abogados, entre otros.

El impacto del teletrabajo

Una de las cuestiones más interesantes respecto de la «inteligencia» de las ciudades post pandemia es la oportunidad histórica de disociación del trabajo con la ubicación.

New York (entre otras grandes urbes) ya está atravesando los impactos en la ciudad del teletrabajo: más de la mitad de los que están trabajando desde casa admiten que se irían de los centros urbanos si tuvieran la oportunidad de trabajar remoto de manera permanente mientras que muchos especulan que si las grandes tecnológicas optan por el teletrabajo como norma, puede ser el fin de Silicon Valley como centro neurálgico de la tecnología. Todos estos, grandes cambios con consecuencias para la economía, el mercado inmobiliario y las políticas públicas.

El vínculo estrecho entre ubicación de la vivienda con ubicación de la compañía para la que se trabaja se está rompiendo, un cambio de paradigma, que se conoce como «location independence» (Independencia de ubicación)

«Las ciudades son lugares donde el valor está en producción de servicios, ideales para trabajo remoto. Más que mirar las ciudades desde el paradigma de que todos quieren vivir ahí, esta coyuntura indica que estamos frente a generaciones que van a priorizar más su tiempo que trabajar excesivamente para pagar un excesivo alquiler en una gran ciudad», señala Yoma.

Geografías inteligentes

Lo que se viene es la ruptura aún mayor del espacio físico y del tiempo, y no solo para el trabajo. «Ya no tenemos tan arraigada una actividad deportiva o artística, con su espacio físico. Puedo hacerlo desde el living de casa o asistir a un recital online. No sé si será la nueva normalidad, pero seguro triunfarán aquellas innovaciones que tiendan a liberar al sujeto de su entorno físico», explica Lucas Jolias , director de la empresa de tecnología para gobiernos OS City.

La redefinición de los espacios sociales va a requerir esfuerzos de innovación para preservar la salud. «Los procesos de monitorización de variables claves en lo ambiental, deberán incorporar componentes sanitarios y seguramente incorporar herramientas de inteligencia artificial que permitan inferir, y detectar con la posibilidad de que se concreten amenazas en este sentido», indica Leonardo Valente , economista y socio de Livepanel.

Para Alejandro Repetto , CTO de Inipop, tecnologías de visión computacional (analizar imágenes de cámaras de manera automática) son una opción. «Utilizando infraestructuras ya instaladas de videovigilancia se podrían dar alertas sobre sobre-utilización de espacios o amontonamiento de personas que pongan en riesgo la salud de todos. También podría controlarse la utilización de tapabocas o medir on-line la cantidad de personas por m2».

La micromovilidad y el transporte propio

En pandemia, otro foco central tiene que ver con la circulación del tránsito, especialmente el transporte público.

Jolias explica que el problema que surge con la pandemia es que la seguridad comienza a ser más importante que la sustentabilidad , preferimos volver al automóvil en vez de subirnos a un tren o un colectivo. «Cuando la pandemia pase ¿podremos volver a amontonarnos en un subte o vamos a preferir otros medios de transporte? La solución podría venir del lado de la micromovilidad. Para que este sistema funcione debemos tener ciudades de proximidad, en donde todas las actividades de nuestra vida cotidiana queden cercanas a nuestros hogares. No pareciera ser la situación en aquellas ciudades donde la gente vive en los suburbios y trabaja en el centro de la ciudad».

Es aquí donde emergen ideas que apuntan a aprovechar la coyuntura única de reducción de contaminación que trajo aparejada la pandemia. La iniciativa de las «supermanzanas» es una de ellas , ciudades de proximidad que se pueden recorrer de punta a punta a pie o bicicleta o con trasportes públicos no contaminantes y vehículos privados eléctricos, preferentemente compartidos.

Barcelona que ya cuenta con un plan de acción de movilidad urbana para adaptarse a la salida progresiva del confinamiento. «Contempla pacificación de calles, el cierre de áreas al tráfico, actuaciones de mejora del servicio de autobuses y la ampliación del carril de bicicletas y zonas peatonales. Buscan garantizar desplazamientos seguros y sostenibles«, explica Bellochio.

Datos al servicio de la ciudad

En la pandemia la posibilidad de conectarse a internet de alta velocidad se reveló como una necesidad crítica para la salud, la educación, el trabajo y la interacción social. «Lo que quedó claro es que la conectividad no es un lujo . El foco post-pandemia debiera venir de la mano con un incremento y robustecimiento de la infraestructura de redes de comunicaciones», subraya Repetto.

Son claros los desafíos y oportunidades en torno al acceso universal a banda ancha , pero también la gobernanza de datos y el govtech. «Todas ellas pueden ser claves a la hora de generar modelos de crecimiento inclusivo, y ayudar a recuperar la capacidad fiscal de los municipios que quedará muy debilitada luego de la crisis», destaca Lew.

Emilio Aguiló Iztueta , Director de Emprendedores del gobierno de Mendoza, señala que teniendo en cuenta que el 54% de la población mundial vive en ciudades, es necesario aprender año tras año cómo es el comportamiento de la población a través de los datos. «Aprender este comportamiento nos permitirá ser más eficientes e ir implementando soluciones dinámicas, según las características de cada ciudad».

Uranga acaba de presentar un Plan Estratégico para Tigre, con 20 proyectos puntuales que el municipio necesita. «El eje central está en el manejo de la información para la toma de decisiones. Los proyectos contemplados en el plan van desde la digitalización del 100% de los trámites hasta la integración de las bases de datos para tener un mejor manejo de la información.»

Desde CIPPEC apuntan que para transformar los datos en beneficios económicos y de calidad de vida para las ciudades, deberán pensar en construir ecosistemas digitales en los que los datos de un sistema puedan ser usados por los demás de manera costo-efectiva.

Qué se hace con los datos, la cuenta pendiente

El debate siempre presente es si este volumen de información tiene como fin la transparencia, la mejora de la gestión pública y democrática o si sirve a los fines de gobierno autoritarios o megacorporaciones.

«Será necesario pensar en una gobernanza de estos datos que tienda a un mayor equilibrio entre el interés privado y el general. Esto implica por ejemplo reglas claras sobre la privacidad, datos abiertos, y rendición de cuentas y transparencia. También serán clave las regulaciones que permitan a los gobiernos locales el acceso y la explotación del big data generados por empresas para mejorar las políticas públicas», indica Lew.

Otra área con potencial es la tecnología gubernamental, que engloba a las startups digitales basadas en datos con productos que mejoran la gestión pública y los servicios a los ciudadanos.

Colaboración en red

«El ciudadano que no confía no comparte datos, y un gobierno sin datos no puede gestionar de forma eficiente una pandemia», explica Irazusta. Desde la Red de Innovación Local desarrollaron un mapa de innovación en donde registran todas las iniciativas que les parecen valiosas para que las ciudades puedan aprender de sus colegas. En el marco de Covid-19 las ciudades cargaron más de 750 iniciativas que pusieron en marcha para enfrentar la pandemia.

Algo similar ocurre con el Ayuntamiento de Valencia . La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) de Naciones Unidas (ONU) le encomendó encabezar un grupo de trabajo internacional para potenciar las estrategias tecnológicas urbanas en la lucha contra el virus. «Proporcionará una plataforma global para compartir soluciones innovadoras y buenas prácticas, así como un marco de políticas sobre gestión inteligente de emergencias de salud pública«, cuenta Bellochio.

Medellin Me Cuida es otro ejemplo. Una plataforma de la ciudad donde personas y empresas subieron sus datos, lo que le permitió al gobierno abrir más rápido el aislamiento, hacer un seguimiento exhaustivo de los círculos de contagio, integración de datos con el metro, entre otros. «Supieron quienes seguían necesitando ayuda y quienes no en el marco de la crisis. Hace un mes y medio que Medellin no tiene fallecimientos por COVID. Este caso demuestra que ya no puede estar en debate si es importante que una ciudad sea o no inteligente. Es una obligación pública», puntualiza Irazusta.

Lucas Lanza , director de SmartCity TNG, afirma que hace 20 años trabaja con tecnología para gobierno y por primera vez están viendo que hay una demanda concreta de tecnología desde gobiernos locales, incluso chicos y medianos. «Los que antes ni lo consideraban, ya sea por desconocimiento o por prejuicio, hoy están necesitando organizar mejor los trámites presenciales de los vecinos (por ejemplo apps de turnos o filas), están necesitando optimizar la logística de control o inspección sobre industrias y comercios (sistemas informáticos y sensorización). Nos están pidiendo implementar sistemas de control de calidad de agua y recolección de basura, por ejemplo», detalla.

Desde la ciudad explican que post pandemia, técnicas como las de blockchain se masificarán aún másn para la validación de la identidad digital de los vecinos y que puedan hacer trámites desde su casan o la utilización de código QR en diferentes rubros; por ejemplo, en el gastronómico, para poder visualizar los menús de restaurantes y evitar contagios . «Creo que se viene un despegue de las fintech y, en consecuencia, la baja del uso de efectivo; el comercio online crecerá cada vez más mediante diferentes plataformas, redes sociales y/o Whastapp», cierra Benegas.

Por: Clarisa Herrera

 

Ver nota en La Nación Online

Más información sobre la diplomatura en Smart Cities

Más información sobre el Programa Ejecutivo Smart City Lab: diseñando ciudades inteligentes