«Yo le tenía pánico a los hospitales. Pero un día fui a probar y la verdad es que, una vez que entrás y ves el amor que recibís del otro lado, ya no querés dejar de ir», comentó Camila OpPel, alumna de nuestra Facultad de Comunicación, al DIARIO LA NACIÓN, en la nota que le hicieron acerca de la labor que realiza junto a casi cien jóvenes en Cuerdas Azules. Desde la FC nos acercamos para que nos contara más de este proyecto que integra desde hace casi tres años.

 

-¿Qué es Cuerdas Azules?

Es un grupo de jóvenes que acompaña niños en situación de vulnerabilidad, tanto en hospitales como en hogares. Lo que buscamos es acompañar a ese chico que está pasando por un mal momento, o está vulnerable, a través del juego y el amor. Nosotros no hacemos magia, solo les dedicamos un rato de nuestra semana a ellos. Jugamos, cantamos, pintamos, actuamos, entre otras cosas: lo que el chico quiera.

-¿Qué lugares visitan? 

En un principio solo visitábamos hospitales (el Gutiérrez de niños y Houssay en Vicente Lopez) y hoy en día, también abrimos nuestros horizontes a Hogares. Vamos a la Fundación Cor (San Isidro), al hogar Familia de Esperanza (San Isidro) y a San Cayetano (Pilar). Además de las instituciones, visitamos algunas “cuerdas” especiales que nos manda el padre Adrián Santarelli (cura que empezó con todo el proyecto), quien por ser un cura sanador tiene contacto con muchos chicos con enfermedades. A veces nos piden que los visitemos.

-¿Cómo llegaste a ellos? ¿Qué te atrajo de este grupo de voluntarios?

Llegué a Cuerdas gracias a una amiga. Ella empezó a formar el proyecto y me insistió para que me sumara. Veía un potencial en mi que yo no conocía. Me insistió y me terminé enamorando del proyecto.

-¿Cuál puede haber sido una experiencia que te haya marcado?

Experiencias que marcan creo que son todas. Cada chico deja una marca en nuestro corazón. Sí quiero resaltar mi amistad con la cuerda más especial que tuve, se llamaba Florencia Vivas y tenía leucemia. Un día nos mandó un mensaje al Facebook diciendo que tenía leucemia, que era de Formosa y que nos quería ayudar pero que no podía ir al hospital. A partir de ese momento, Flor se transformó en la cuerda de los que “organizamos”. Florecita falleció hace seis meses, pero dio un giro en cuerdas que no vamos a olvidar nunca. Nos enseñó muchísimo, fue amiga y cuerdita a la vez (quienes quieran saber más de su historia pueden entrar a su blog personal. Ella escribía cosas y las publicaba. Tenía mucha llegada a la gente: http://lucesmias.blogspot.com.ar)

-¿Qué es lo que más te gusta de Cuerdas?

Lo que más me gusta del proyecto es que con solo un par de horas a la semana hago feliz a muchos chicos. Ellos nos necesitan mucho, nos lo dicen. Entonces, poder ayudar para mi es todo. Me llevo mucho más de lo que voy a dar, es increíble como un niño te enseña más que cualquier otra experiencia.

 

Más información:
http://www.cuerdasazules.com.ar/