Graduado de COMUNICACIÓN por la Universidad Austral y emprendedor tecnológico. es co-fundador y CEO de COR, un software de gestión y rentabilidad de proyectos para empresas de servicios profesionales (agencias, consultoras, estudios). La historia detrás de un proyecto en el que magnates de la industria tecnológica de Silicon Valley invierten millones.

 

Son las 9 de la mañana en Silicon Valley. A una pantalla de distancia, las 13 horas. No hablamos sobre ideas techies desarrolladas en garajes, pero sí de un ojo atento que supo detectar una necesidad real. No idolatramos a los emprendedores, sino que conversamos sobre la perseverancia y la resiliencia necesarias para implementar proyectos ambiciosos. No abordamos las cualidades para triunfar en la vida, pero sí pudimos tocar un tema troncal para cualquier graduado de Comunicación: cómo hacer más rentable el trabajo profesional y creativo.

Santi Bibiloni. Podría decir que tiene en la frente el rótulo “perseverante”. Aunque lo que lo hace un líder positivo es su pasión por lo que hace. Es la convicción de que puede resolver un problema que afecta a casi un billón de personas en todo el mundo.

Valijas. Su socio José. Un saludo de Marcos Galperin. Aterrizaje en Silicon Valley. Un discurso convincente en inglés. Un colchón inflable pinchado. Una oportunidad. Un riesgo. Una empresa. Un presente animante. Un futuro prometedor.

Con orgullo australino, presentamos las respuestas de un graduado que encontró una necesidad, a la vez puntual y global, y se lanzó a una solución innovadora.

-Apenas recibido, ¿cómo fue tu inserción en el mundo laboral?

Todo empezó en las clases de periodismo que nos daba Hugo Alconada Mon. Hugo nos pidió que hiciéramos un blog personal con WordPress, con nuestro propio nombre: santiagobibiloni.wordpress.com. La idea era que fuéramos subiendo ahí las notas que redactábamos para los trabajos prácticos y él nos las corregía en línea.

Cuando termina la cursada de la materia, le digo: “Hugo, ¿te molesta si sigo usando el blog, comprando un dominio, y empiezo a subir artículos que escribo yo por mi cuenta?”. Y él me dijo: “para nada, la materia terminó, el blog es tuyo”.

Así fue como compré el dominio www.notenemostecho.com, refiriéndome no al techo material sino a la metáfora de no tener barreras para crecer, para emprender, para subir.

Empecé a escribir artículos, más bien introspectivos, que llegaron a tener hasta 30 mil visitas únicas. Incluso, las notas llegaron a medios como La Nación y El País, de España.

En ese momento, hace ya 10 años, surgían nuevos emprendedores tecnológicos que no podían afrontar los costos de agencias de publicidad tradicionales para hacer sus sitios webs y campañas de marketing. Así que, gracias a haber aprendido a utilizar WordPress en la facultad, sabíamos cómo hacer sitios web institucionales, de e-commerce, market places y, demás, de manera rápida y barata. Así, armamos una agencia, Balloon Group, para resolver esa necesidad, muy orientados al e-commerce. La agencia, en 2014, ya tenía 400 clientes en 12 países.

Desarrollar contacto con herramientas tecnológicas es importante.

 

-¿Qué surgió primero? ¿La idea y después viajaste a Silicon Valley? ¿O viajaste y después tomó forma la idea?

Primero la idea, basada en la solución a un problema que teníamos en la agencia. Muchos creativos trabajan muchas horas, tienen mucho talento, pero se les paga muy mal. No porque sus jefes se queden con el dinero, para nada, sino porque cuando uno no sabe cuántas horas lleva invertidas en un proyecto, puede terminar con márgenes de ganancia muy bajos (o directamente perdiendo dinero). Son negocios donde el precio es fijo por proyecto, pero el costo son las horas de tu equipo. A más horas, mayor costo. Y cuando tu cliente pide ajustes, ¿no se los vas a hacer? Por ende, cuando el tiempo real difiere del estimado al inicio, el negocio peligra.

Hacía falta una solución para esto. Podríamos haber dado clases, escrito un libro y evangelizado con la toma de conciencia de esta realidad. Pero optamos por armar una empresa, un software, una herramienta que permite medir y predecir rentabilidad en tiempo real. A partir de esa información, se pueden optimizar los flujos de trabajo, costos y armar mejores presupuestos.

 

-Aterrizar en círculos sociales ya consolidados trae sus dificultades. ¿Con qué obstáculos te enfrentaste nada más llegar a Silicon Valley?

Pensalo al revés: si un yanqui con español no fluido llega a la Argentina, sin conocer a nadie, para hacer crecer su negocio y levantar capital lo antes posible. ¿Creés que le va a ir bien?

Y en EE.UU. no solamente necesitaba tener pasaporte, un mejor inglés, contactos y demás, sino que en Silicon Valley competíamos contra talento de todo el mundo.

Cuando llegamos, ni siquiera nos querían alquilar una casa porque teníamos la Green card en trámite y no teníamos historial crediticio. Tardamos 20 días en conseguir un departamento, y cuando lo conseguimos, los primeros 15 días dormimos con mi mujer en un colchón inflable que se nos pinchó, y sin agua caliente.

Encima, San Francisco está en el top tres de las ciudades más caras del mundo para vivir. Así que si no lográs hacer crecer tu empresa rápidamente, la misma ciudad te expulsa sola con sus costos.

Fue muy desafiante.

 

-¿Cómo avanzaron con la construcción de la empresa?

No teníamos nada, apenas un prototipo validado por tres empresas chicas de la Argentina.

Antes de irme a San Francisco, con 26 años, me fui a ver a Marcos Galperin, a quien admiro muchísimo, y me dijo que apostaba por el proyecto. El capital que me dio no era mucho al lado de los niveles de inversión actuales. Pero tenía mucho significado.

Lo que podría decir que fue un punto de quiebre fue cuando nos volvimos a postular para la convocatoria de 500 Startups, que tienen sus headquarters en San Francisco. Ya nos habíamos presentado el año anterior con la idea y nos habían rechazado.

Es un concurso en el que 2500 startups se postulan y queda solo el 1 %, es decir, unas 25. Cuando me pidieron una entrevista virtual y les comenté que estaba en San Francisco y podía ir a sus oficinas, se sorprendieron. Una vez en la entrevista, siete managers del fondo me preguntaban en inglés. En un momento, uno desliza “¿Por qué te mudaste a San Francisco si nosotros te rechazamos?”. A lo que respondí: “Nosotros vamos a hacer una empresa importante con o sin ustedes, y para ello queremos hacerla desde San Francisco”. Se miraron los siete. Yo creo que deben haber pensado “No sé si este chico lo va a lograr, pero si lo hace no me la quiero perder”. Después de eso, estábamos adentro.

 

-Una vez consolidada la empresa, ¿cuál fue tu elevator pitch para involucrar a nuevos inversionistas?

“Gestionar un proyecto no es un problema; el problema es perder plata con un proyecto”. El mundo de la tecnología se estaba enfocando en generar herramientas de project management tipo Asana, Trello, Basecamp, con foco en colaboración (mensajes, archivos, etc); sin embargo, el problema hoy, en la industria de servicios -aquellas empresas que venden horas- no está allí, el problema radica en perder plata con ese proyecto y no entregarlo a tiempo. Luego, la colaboración es parte, pero no es el problema.

Como emprendedores, a veces queremos abarcar mucho, decir todo lo que nuestra herramienta hace y buscamos que se adapte a cualquier empresa o cliente. Es un gran error. Por eso -y me encanta reconocer a las personas que me ayudaron a llegar acá-, una vez, Mariano Suárez Batán, fundador de Mural, me escuchó y me dijo: “¿es la organización de proyectos o la rentabilidad el verdadero problema?”, porque hacíamos las dos. Y quien mejor define el problema es quien mejor puede crear una nueva categoría y liderar el mercado.

 

-¿Cómo influyó tu chip de comunicador en el mundo empresario?

Te diría que en todo. Los CEOs necesitamos ser buenos storytellers para atraer cofundadores, inversores, clientes y empleados; para comunicar bien tu visión y mantener a todas las personas alineadas e inspiradas.

 

-De tu paso por la Facultad, ¿qué materias te sirvieron para fomentar tu perfil emprendedor?

Principalmente, las de periodismo: una de las cosas que aprendí es que muchos hechos de tu negocio, que podrían pasar desapercibidos, son noticiables según cómo los comuniques y qué contexto les des. Es cuestión de redactarlas de tal modo, que puedan ser noticia. Por ejemplo, este mes llegamos a Noruega: podría ser un simple hito comercial, pero bien comunicado es noticia.

Puedo decir que publicaron por lo menos 150 notas sobre COR en distintos medios del mundo sin contratar ninguna agencia de prensa. Simplemente por redactar bien los hechos.

 

-¿Cuántos trabajan en la organización? ¿Cómo es el día a día en una empresa con un producto 100% digital?

Somos 52 y a fin de mes vamos a ser 60. Hoy por hoy, estamos trabajando de modo remoto desde distintas partes del mundo: EE.UU., Argentina, Australia, México, Colombia, etc.

Es fundamental la transparencia y la comunicación, así como hacer parte a cada uno, de manera real, en el progreso del negocio. En COR, cada empleado tiene acciones de la empresa. Y las acciones ya aumentaron su valuación 20 veces desde que comenzamos. Por ende, no sólo es el sueldo, que además buscamos ser de los mejores empleadores del país, sino que además son acciones, que si seguimos creciendo a este ritmo, es el mejor negocio que puede hacer cada persona que entre a trabajar a COR.

Todos los viernes nos reunimos toda la empresa, felicitamos a cada uno que haya hecho algo positivo en la semana (puede hablar cualquiera) y luego mostramos los números: cuánto crecimos en la semana a nivel facturación, qué clientes se sumaron, etc.

Los martes traemos inversores que, en muchos casos, hicieron billion-dollar companies, y cuentan su experiencia. También traemos a clientes para que nos cuenten cómo los estamos ayudando y para que nos den feedback. Es un gran momento porque todos, como equipo, escuchamos y aprendemos.

 

-¿Por qué pensás que COR vale la pena? ¿Cuál es su gran “servicio a la humanidad”?

Porque permite a los equipos profesionales y creativos tener un trabajo rentable y una mejor calidad de vida. Y esto, a nivel mundial.

Y, a su vez, a quienes trabajan en COR los hacemos partícipes de una empresa de tecnología de rápido crecimiento y mucho aprendizaje.

 

 

  • Una anécdota en la Facultad

Cristina Fernández Cronenbold, profesora de la Facultad de Comunicación, en un final de Historia me dijo: “Si querés dar un muy buen oral, cuando te pregunto por las políticas públicas de Eva Perón, en vez de meterte en los detalles de una de sus medidas, primero, contame por encima todas las políticas que lanzó y luego andá en detalle a cada una. De esta manera, yo voy a saber rápidamente que tenés la big picture y, luego, que sabes cada punto con profundidad”.

Eso, que parece tan sencillo, me ayudó muchísimo a expresarme mejor en conversaciones importantes.

 

  • Una actividad para despejar la cabeza

Surfear, esquiar o meditar. Sobre todo meditar, que lo puedo hacer más seguido.

 

  • Un consejo para un emprendedor novato

Ideas tienen todos. Lo que hace falta son personas que se animen a ejecutarlas y que lo hagan bien, pensando en grande y sin darse por vencidas.