21 de octubre de 2019
Segundo debate presidencial: Empleo, grandes desafíos e interrogantes
Todos identificaron los problemas centrales que traviesa la creación de empleo. Sin embargo, no se escucharon suficientes respuestas concretas.
Dentro de los ejes temáticos acordados entre los candidatos, el evento incluyó como segundo punto un bloque dedicado a “Empleo, Producción e Infraestructura”. Seguramente, en razón de sus naturales conexiones y del limitado tiempo asignado, los organizadores impulsaron este agrupamiento que, a decir verdad, desluce un poco el tratamiento dado a la problemática laboral, mucho más amplia en sus aspectos sociales e individuales que las otras dos materias.
Repasemos lo dicho por los seis postulantes. Luego de un diagnóstico general sobre el estado actual de la ocupación, con divergencias en cuanto al período de estancamiento que lleva, cada uno de los presentes formuló sus propuestas sobre el tema.
Roberto Lavagna, el primero en hablar, planteó la necesidad de implementar un plan de empleo destinado a absorber a quienes cada año se incorporan a la fuerza laboral. El concepto que definió su exposición fue el de “economía en marcha” como forma de resumir la interacción que posee el empleo con las variables de recuperación productiva.
José Luis Espert, a continuación, postuló la sustitución de la indemnización por despido mediante un subsidio por desempleo “más generoso” (en tiempo y monto), descentralizar la negociación colectiva, terminar con los llamados “impuestos” al trabajo, y limitar los mandatos de las conducciones gremiales como forma de profundizar la democracia sindical.
Alberto Fernández, a su turno, criticó la desaparición del Ministerio de Trabajo y se quejó del modelo actual de relaciones laborales, que denominó de “uberización” de la economía, caracterizado por empleos de baja calidad y protección. Apuntó a la promoción del empleo registrado y a mejorar la asistencia de las pymes, haciendo foco en soluciones para su financiamiento.
Juan José Gómez Centurión, por su parte, reprochó la importancia del empleo estatal en desmedro de la producción privada y pidió no disfrazar a la desocupación con planes sociales y empleo público. Reivindicó la necesidad de una reforma laboral, dando cuenta de las nuevas modalidades de trabajo, más independientes y colaborativas, que deben tenerse presentes tal como sucede en otros países.
Mauricio Macri, a su vez, reconoció el estancamiento actual del empleo pero indicó que se han sentado las bases para volver a crecer, apostando al empleo de calidad y a la actualización de contenidos normativos, a través de acuerdos como el de Vaca Muerta y las mesas sectoriales productivas. También alentó un mayor apoyo a las pymes como generadoras de puestos de trabajo.
Nicolás Del Caño, finalmente, propuso repartir las horas de trabajo, reduciendo la jornada laboral, combinado con un plan de construcción de establecimientos públicos. Hizo centro en el empleo juvenil y cargó contra la denominada burocracia sindical, la tercerización y la flexibilización laboral “enmascarada” en la necesidad de adaptación a las nuevas tecnologías.
Todos los candidatos, a su manera, identificaron los problemas centrales que hoy atraviesa la creación de empleo: la situación económica, la ocupación de los jóvenes, el papel del estado, empresas y sindicatos en materia laboral, la importancia de las pymes, la calidad del trabajo y el marco normativo existente. Sin embargo, no se escucharon suficientes respuestas concretas a estos tópicos.
La discusión tuvo, además, dos grandes ausentes: el primero es el conocimiento. En el Siglo XXI la educación y las capacidades individuales son los dos grandes motores para acceder al empleo. Poco han expresado los disertantes sobre este punto. El segundo tema, no menor, tiene relación con los planes sociales existentes y su tránsito hacia el empleo formal. No se observó una referencia concreta a este tópico.
Por último, una breve referencia a las leyes laborales. Pareció sobrevolar, en el segmento, la idea de que la norma hace a la realidad, la moldea y la ensancha o reduce sin escapatoria. Sería conveniente preguntarse si sólo se trata de una cuestión jurídica.