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Propiedad Intelectual: sobre mujeres brillantes, descubrimientos e invenciones

Cada 26 de abril, se celebra el Día Mundial de la Propiedad Intelectual para conocer la función que desempeñan los derechos de propiedad intelectual (patentes, marcas, diseños industriales, derechos de autor) en el fomento de la innovación y la creatividad.
Este año se celebra el talento, el ingenio, la curiosidad y el valor de las mujeres que impulsan el cambio en nuestro mundo. Al respecto opinaron para Télam, Andrés Sánchez Herrero, Miguel Rapela y Lucas Lethinen, integrantes del Centro de la Propiedad Intelectual de la Universidad Austral..


En el marco del Día Mundial de la Propiedad Intelectual, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual decidió este año reconocer el rol de las mujeres en la innovación y creatividad. Bueno es aprovechar esta celebración para destacar a tres mujeres científicas sobresalientes en el campo de la genética y biología molecular: Barbara McClintock, Rosalind Franklin y Jennifer Doudna. No solo resaltar su trayectoria, sino explicar también por qué las dos primeras no pudieron proteger su descubrimiento científico.

Trabajando en completa soledad, Barbara McClintock (Hartford, EEUU, 1902 – Huntington, EEUU, 1992) postuló la existencia de elementos móviles en el genoma, que cambiaban de posición de generación en generación en el cromosoma. Debieron pasar treinta años para que el fenómeno natural que interpretó fuese corroborado en otros organismos, lo cual resultó de enorme importancia para la comprensión de procesos hereditarios, en particular la formación de tumores y cáncer. McClintock fue galardonada con el Premio Nobel de Medicina y Biología en el año 1983.

En el campo de la cristalografía de rayos X, Rosalind Franklin (Notting Hill, Inglaterra, 1920 – Chelsea, Inglaterra, 1958) consiguió tomar imágenes a partir de cristales de ADN que revelaron inequívocamente su estructura helicoidal. Estas imágenes, junto con los parámetros críticos de la disposición molecular que describió, fueron determinantes para el posterior desarrollo del modelo de estructura del ADN.

En 2012, Jennifer Doudna (Washington, EEUU, 1964) publicó con otros colegas un exhaustivo trabajo sobre la base del sistema de inmunidad CRISPR-Cas de las bacterias y propuso que se podía rediseñar y ser convertido en una herramienta para edición génica en todo tipo de organismos. La invención de Doudna y sus colegas fue el desarrollo más trascendental de la historia de la edición génica y abrió un nuevo escenario para todas las ramas de la biología, el mejoramiento vegetal, animal, y la salud humana.

Lo realizado por McClintock y Franklin no podría haber sido razonablemente protegido por ningún sistema de propiedad intelectual, ya que nada prexistente en la naturaleza puede en principio ser apropiable. Doudna, sin embargo, utilizó los conocimientos del sistema de inmunidad bacteriano para rediseñarlo y así desarrollar un procedimiento de edición génica inexistente en la naturaleza. Mientras que las dos primeras científicas se dedicaron a hacer fundamentales descubrimientos sobre mecanismos centrales de la genética y herencia, el trabajo de Doudna fue una invención, actualmente protegida o en trámite de protección mediante patentes en muchos países del mundo.

Descubrimiento e invención son conceptos que se confunden y parecen similares, dado que ambos revelan algo nuevo, pero que tienen diferentes significados, especialmente en lo referente a la propiedad intelectual. Descubrir es el acto de detectar algo que ya preexiste y que puede haber existido durante un largo período de tiempo, y no solo se limita a la obtención de pruebas, sino que también requiere una descripción y una explicación. Inventar, en cambio, es el acto de usar objetos, ideas o teorías que ya están preexistentes para crear un nuevo objeto, ideas o teorías que aún no existen.

Descubrimiento e invención son conceptos que se confunden y parecen similares, dado que ambos revelan algo nuevo, pero que tienen diferentes significados, especialmente en lo referente a la propiedad intelectual.

Los casos de estas tres científicas son ejemplos paradigmáticos de que los descubrimientos y las invenciones van de la mano. Y, mientras que desde el ámbito de la propiedad intelectual solo es posible proteger aquello que se inventa, es importante reconocer la importancia de ambos -descubrimientos e invenciones-, ya que solo a partir de su interrelación es posible el avance de la ciencia y el conocimiento.

Por: Andrés Sanchez Herrero, Miguel Rapela y Lucas Lethinen, integrantes del Centro de la Propiedad Intelectual de la Universidad Austral.