En el marco de la nueva Maestría en Relaciones Internacionales que comenzará el próximo año, el Mag. Fabián Calle brindó una Masterclass en la que recorrió los más de 200 años de relación entre Argentina y Brasil.

Al finalizar, el destacado especialista en Relaciones Internacionales y profesor de la Universidad Austral se refirió a la relación entre ambos países de cara a 2020 y la relevancia de una formación de posgrado en el contexto internacional actual.

¿Cómo será la relación Argentina-Brasil a partir del 10 de diciembre?

Creo que en estos últimos meses el presidente brasilero y el presidente electo argentino han privilegiado su público y agendas domésticas, sus necesidades discursivas. Y queda muy poco tiempo para frenar eso. Esto tiene que ir terminando. Ya ha habido algunos gestos: Eduardo Bolsonaro, el hijo más fuerte, en términos políticos, que es presidente de la comisión de Relaciones Exteriores y presidente de la comisión de Defensa, dijo que empezaba a notar un proceso de acercamiento entre Argentina y Brasil. También los industriales brasileros y argentinos dijeron que más allá de las diferencias ideológicas la relación entre ambos países es una prioridad estratégica desde todo punto de vista. La cancillería y diplomáticos brasileros y diplomáticos argentinos han hecho artículos hablando de que las diferencias políticas e ideológicas no deben afectar la integración. Entonces se está generando un clima que podría derivar en una desescalada de donde se llegó.

Ahora bien, si por necesidades domésticas estos amagues de ir resolviendo las diferencias se interrumpen, creo que la relación bilateral va a entrar en una crisis importante.

¿Cuál es la perspectiva de Brasil en este conflicto?

Brasil siente que tiene un viento a favor a nivel de reformas económicas. Tienen un ministro de economía muy poderoso y un Congreso que, con ciertas limitaciones, le aprueba todo. Un presidente y vicepresidente que apoyan mucho a ese ministro de Economía y un poderoso presidente de la cámara de diputados (Rodrigo Maia) que no es un hombre de Bolsonaro que también apoya la reforma de (Paulo) Guedes. Además, se están llevando bien con China, con EEUU y con la UE. En esa visión, una Argentina más estatista, más cercana a Cuba, Venezuela, contestataria con el FMI y Washington es una carga que Brasil no quiere.

Esta idea de que es una relación añeja, con interdependencia económica, comercio y turismo, y que eso la hace sobrevivir a cualquier dificultad, la verdad que no es del todo cierta. Tenemos más de 200 años de historia en común y hemos sido actores cooperativos durante 30 de esos 200 años. Tuvimos 170 que no. Por lo tanto, hay un montón de antecedentes de buenos entendimientos y también muchos de malos entendimientos. Por esto, me parece que va a ser un equilibrio delicado.

¿Qué rol cumplen las relaciones internacionales en las empresas y el tercer sector teniendo en cuenta que desde el gobierno hay más conflicto que acuerdo?

Creo que las empresas van a cumplir un rol importante. De hecho, hace tres semanas hubo una reunión importante en Río de Janeiro de empresarios de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay donde uno de los temas fue qué puede hacer el sector empresarial y el sector financiero para hablar a sus presidentes, senadores, diputados y ministros, para transmitirles la importancia de cuidar esa relación bilateral que este año -que fue un año malo con recesión- movió 20.000 millones de dólares, sobre un total de comercio argentino de unos 70.000 o 65.000. O sea, es un porcentaje grande. Y si uno mira el sector industrial argentino, básicamente todas nuestras exportaciones industriales, que no sean commodities, van a Brasil. Y si el gobierno de Alberto Fernández tiene un discurso de industrialización, de mano de obra, de empresas, de dinamismo económico, bueno… el único que nos compra productos industriales es Brasil.

¿Cuáles son los principales puntos de ruptura entre el Brasil de Bolsonaro y la Argentina de Fernández?

Hay que estar muy atentos a que la Argentina no ponga trabas a la Unión Europea, porque Brasil lo quiere [al acuerdo]. Si trabamos la negociación, Brasil no nos va a esperar. Brasil también quiere avanzar con un acuerdo con EEUU. Es más difícil, pero al menos en términos simbólicos a Bolsonaro le sirve como ‘chapa’ frente al mundo. Pero acá, más allá de que no sea sustancioso el acuerdo y no nos afecte en lo económico rápidamente, a lo mejor el gobierno por una cuestión estética y discursiva no quiere saber nada con EEUU.

Brasil, además, reconoce el gobierno post Evo Morales y nosotros no lo reconocemos. Rusia también lo reconoce. En el conflicto de Chile decimos que hay represión por parte del Estado. Bolsonaro dice que hay mano blanda y que se debe hacer más. Es un listado grande de diferencias. Y creo que la Argentina de manera pragmática tiene que asumir que el actor más grande de este proceso es Brasil. Lo cual no quiere decir que Brasil marque los tiempos ni nada, pero es un país que está en una posición mucho menos frágil que la Argentina.

¿Cómo puede el nuevo gobierno argentino conciliar posiciones con una figura como Bolsonaro?

Es que Bolsonaro no es el presidente alineado a EEUU que se vende acá. Bolsonaro recibió al presidente de China y al de Rusia en los BRICS. Firmaron acuerdos. Putin dio un discurso extremadamente elogioso a Bolsonaro. Brasil le daría acceso a la tecnología 5G a China, que es un interés estratégico de la Argentina. Macri no se lo dio a China y Bolsonaro sí.

Entonces, creo que lo primero que hay que hacer es superar las caricaturas, la idea de que “Bolsonaro es un hombre de derecha pro norteamericano de lineamiento carnal” o que “Bolsonaro es un personaje transitorio”. El fenómeno que hay detrás de Bosonaro no es transitorio. Él tal vez sí, pero asume su vicepresidente y también es “el fenómeno Bolsonaro”. Hay una base electoral de un 30 o 35% que vota eso, y con eso le alcanza para llegar a ballotage. Y si del otro lado hay gente del PT desgastada, gana en el ballotage otra vez. Y si hay una economía que crece –a partir de las reformas que implementa-, la gente también vota con el bolsillo.

Me parece sumamente importante que Brasil no sea usado por la dirigencia argentina como instrumento de capital simbólico. Hay que buscar otros, Bugs Bunny, peleémonos con Warner, con el Pato Lucas… pero en todas estas maniobras distractoras mi recomendación sería no usar Brasil.

 

¿Cuál considerás hoy la importancia de una formación en RRII y cómo debe ser la formación en una Maestría?

Una buena maestría hoy tiene que combinar un profundo conocimiento de lo local con lo internacional. Generalmente los posgrados en Argentina y América Latina son o super concentrados en el país, o lo contrario, con la Guerra Fría, los Misiles Intercontinentales, etc.

Uno de los avances que se ha hecho es tener un conocimiento profundo de la dinámica de la política internacional doméstica, que en el fondo la política internacional es una política doméstica: está basada en intereses, actores. Y al mismo tiempo entender el marco regional, entender profundamente a EEUU, entender los fenómenos que a veces nos molestan ideológicamente, por ejemplo “caricaturizo a Estados Unidos por Trump”. Estados unidos es demasiado importante como para que tu análisis sea sobre Trump, lo que dice el tuit, el peinado, si Melania mira o no mira. Una buena maestría tiene que entender qué pasa con EEUU hoy en lo económico, político, tecnológico, militar. Qué pasa con China hoy. La relación China-EEUU de rivalidad pero también interdependencia. Por qué Rusia, con un PBI más chico que Brasil, tiene tanto protagonismo. Por qué Rusia está en Venezuela o volvió a Cuba. Por qué EEUU tiene tensiones más serias con Rusia que con China, cuando China es su verdadero rival estratégico. Por qué China y Rusia, que históricamente no han tenido buenas relaciones, se llevan bien.

Y después combinar temas de alta política con baja política. Materia fuerte de economía, comercio y finanzas. Y a su vez, cómo eso impacta en nosotros (Argentina, Brasil, Chile).

El mundo se divide en Policy Makers y Policy Takers. Una buena maestría tiene que explicar muy bien qué hacen los policy makers, entender que lo hacen no por su ideología sino por su poder. Y cómo eso impacta en los policy takers. Toda maestría en un país como Argentina, Brasil, etc tiene que tener muy en cuenta qué se produce en el mundo y cómo nos impacta.

La Maestría que ofrece la Universidad Austral tiene este buen equilibrio entre temas económicos, temas estratégicos, temas del gran plano mundial (policy makers) y cómo eso nos impacta a nosotros (policy takers). Creo que una persona que logre esa combinación se va con un entendimiento de la política internacional, entiende lo que pasa en las “grandes ligas” y cómo accionamos los que estamos en la “Primera B”.